Capítulo 3: Bailando Con los Engaños

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Darian blandió su espada contra el soldado de madera, desarmándolo. Antes que pudiera saborear su victoria, otro soldado lo atacó. El príncipe detuvo el golpe con su espada. El metal haciendo trizas a la madera maciza. Motas de serrín provenientes de la madera destruida volaron por el jardín entrando en sus ojos cegándolo por un momento.

Sin embargo, el príncipe intentó concentrarse y utilizar sus otros sentidos para responder al ataque enemigo. Sin descanso alguno, otro soldado de madera se acercó a gran velocidad, Darian esquivo el golpe y giró levantando su pierna dándole una poderosa patada. En su periferia, podía observar a Arzus, su tutor, controlar las piezas de madera de forma muy minuciosa.

Hace unos tres años, Darian había propuesto a Arzus tallar soldados de madera que pudieran pelear con él durante su entrenamiento. Debía ser el mejor guerrero, su vida y destino se lo exigía. Los únicos que solían darle buena pelea en combate eran Bastián y Cassius, sus mejores amigos y miembros de la corte. Pero aun asi no era suficiente. Al entrenar con criaturas reales, no importaba que tan rudos fueran los entrenamientos, él debía contenerse, puesto que no podía matar o herir de gravedad a sus compañeros de armas. 

Si quería lograr su mayor potencial en la lucha, no podía contenerse. Por lo que se le había ocurrido la brillante idea.

Arzus era un druida con el control sobre la magia elemental de la tierra. Su poder le permitía controlar plantas, suelos, piedras, metales y por supuesto, madera, asi como los materiales producto de ellos. Incluso podía hacer crecer cualquier planta que se le ocurriera y controlarla para hacer lo que deseara su voluntad. Por tanto, su tutor debía acompañarlo en cada uno de sus entrenamientos.

Darian sabía que a Arzus no le importaba perder el tiempo con él, amaba patearle el trasero.

En ese momento, uno de los soldados giró su brazo de madera y le asentó un golpe que lo hizo volar al otro lado de la habitación. Darian levantó su mano y una caliente luz explotó en el lugar destrozando a los soldados tallados.

–Eso fue la maniobra de un perdedor. – Comentó Arzus divertido.

Su tutor se acercó a él, su piel color azabache resplandeciendo contra su túnica color azul, el color estandarte de Eirian. Los ojos de Arzus brillaban en un naranja fuerte. Su cabeza calva cubierta por uno de esos largos y extravagantes sombreros que tanto le gustaban.

Darian soltó un gruñido desde su posición en el suelo. Por un segundo, observó el cielo azul claro. El clima de Florentis, la ciudad capital, lucia esplendido. Pensó en su madre, la Reina Thena, y estuvo seguro de que estaría feliz considerando los acontecimientos que tendrían lugar hoy.

–No se supone que intentes matarme. – Le recriminó a su tutor.

–Creí que querías lograr la perfección en el combate. – Respondió Arzus de forma sabionda. – El arte de la guerra se adquiere con el tiempo, joven príncipe. – Agregó dándole su primera lección del día.

Luego, extendió su mano hacia Darian en el suelo. El príncipe la tomó y Arzus lo ayudo a levantarse.

–Llevo peleando desde que tengo pleno uso de mi razón. – Replicó Darian frustrado. – No deberías poder derrotarme tan fácilmente.

–Llevas entrenando 3 horas sin descanso, Darian. – Comentó con una sonrisa paciente. – No diría que fue una derrota fácil. Incluso los druidas más poderosos pueden agotarse. Incluso, los príncipes con grandes habilidades.

Darian suspiró. 

Honestamente, estaba cansado. Aunque primero dejaría que un kelpie lo ahogara en un estanque antes de admitirlo. Podía sentir las gotas de sudor deslizándose por su esculpido y duro abdomen yendo un poco más allá del inicio de sus pantalones. Agradecía el buen clima por el bien de su madre y su fiesta. Aun asi, el calor era una mierda. Se acercó a una de las fuentes en el jardín de entrenamiento y observó su reflejo.

Un Mundo de Sueños Oscuros y ResplandecientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora