Tantos banshees que era imposible contabilizarlos surgieron de diferentes áreas del bosque dirigiéndose hacia el grupo con claras intenciones asesinas. Sin pensarlo dos veces, Darian dejó ir su poder iluminando todo el espacio a su alrededor y destruyendo varias bestias en el camino. De la misma forma, Amaia lo imitó, sus sombras espesas tomando forma alrededor de las bestias envolviéndolas en sus propias penumbras hasta extinguirlas.
Sin embargo, mientras luchaba con algunos banshees no se percató que dos monstruos en forma de lobos oscuros y garras afiladas se dirigían hacia ella desde su izquierda. Antes de que pudieran tocarla y con una pirueta digna de gimnasta olímpica, la mujer rubia vestida de negro se abalanzó hacía ellos, dos espadas gemelas hechas de grandidierita se posaban en sus manos brillando con su luz azul. De manera experta, se colocó de pie y levantando sus espadas las balanceó en giros mortales, su cuerpo estirándose en una danza peligrosa.
En su periferia, podía observar a Bastián y Savannah luchando con sus propios monstruos. Al igual que anteriores ocaciones, los banshees parecían tener la forma de arañas gigantes con colmillos de pesadillas. Sin embargo, Bastián y Savannah no parecían asustados, en sus rostros promesas de destrucción se observaban. Unos pocos metros al lado de ellos, dos mujeres de cabello oscuro tan idénticas que Amaia tuvo que suponer que eran gemelas. Además, por su ropa y forma de luchar, notó que parecían haber llegado con la mujer rubia. Las gemelas se movían como dos engranajes en perfecta sincronización, cuando una decapitaba a un monstruo la otra se giraba y daba un golpe mortal.
En algún momento, una de las gemelas soltó una risa divertida al separar la cabeza de serpiente de uno de los banshees. La emoción no duró demasiado, ya que al mismo tiempo, Savannah fue lanzada con una fuerza sobrenatural, su cuerpo esbelto voló a través del bosque y luego de unos segundos chocó duramente con uno de los árboles quedando inconsciente.
–¡Savannah! – Gritó la voz de Bastián.
Como impulsado por una energía volátil, el comandante levantó sus hachas y decapitó a los dos banshees con los que peleaba y corrió hacía Savannah que en un segundo se encontraba rápidamente rodeada por más monstruos. A pesar de sus esfuerzos, Bastián no logró llegar a ella, más criaturas de destrucción deteniendo sus intenciones.
Tanto Amaia como Bastián, observaron el momento exacto en que uno de los banshees se acercó hacía Savannah tomándola del rostro con sus garras filosas, ambos gritaron alertando a alguien de su grupo mientras intentaban matar a los monstruos que los detenían. pero fue imposible, el banshees abrió su boca preparándose para absorber a Savannah.
De un momento a otro, un hombre de cabello oscuro vestido de negro, que de alguna forma sus rasgos le recordaban a Amaia al de las gemelas, cortó la cabeza del banshees con una larga espada y tomó a Savanna en sus brazos impidiendo que esta cayera al liberarla del agarre de la criatura.
Bastián suspiró con alivio y luego se giró concentrándose en los monstruos a su alrededor, con un poderoso movimiento de sus manos invocó una pequeña ola en el bosque que alejó a las criaturas de él lo suficiente para lanzarse hacía ellos dándoles un golpe mortal con sus hachas.
El comandante sonrió con perversa venganza.
–¡Bien hecho, hermano mayor! – Se escuchó decir a una de las gemelas con una sonrisa afilada observando como el hombre desconocido había colocado a una inconsciente Savannah en uno de sus hombros como un saco de papas y peleaba con perfecta habilidad contra las bestias que se acercaban.
Sintiendo que el grupo estaba relativamente a salvo, Amaia se enfocó en su propia pelea, el chillido de una bestia en forma de escorpión la alertó del riesgo. Moviéndose y girando de la manera en que Darian le habían enseñado, y aplicando las instrucciones de Bastián sobre donde apuntar sus cuchillos y magia para influir más daño, golpeó a los banshees de manera implacable.
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Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
FantasiAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...