Epilogo

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Amaia sonrió feliz observando a Evelyn y su padre en su primer baile como esposa y esposo. Evelyn se veía radiante en su vestido blanco que se extendía a sus pies con un corte sirena y abrazaba sus curvas de manera elegante. La tradición de Esus consistía en que la novia escogía el color de su vestido. Cuando le mostró el vestido, Evelyn le contó que escogió el blanco, ya que en el mundo humano lo tradicional era usar dicho color y tomando en cuenta que fue allí donde surgió la relación de ambos le pareció una buena opción. Ante su historia, Amaia había sonreído y le dijo divertida que parecía que extrañaba Boston más de lo que quería admitir.

Evelyn le respondió sacando su lengua.

En ese momento, el grito divertido de Evelyn por el giró rápido de su padre la alejó de sus pensamientos y observó al gran número de personas en la celebración. Druidas y brujos de todas partes de Esus hablaban uno con otro. También, se observaban hadas en casi todas sus especies, desde ninfas del bosque con su belleza sin igual, hasta los conocidos elfos con sus características elocuentes. Desde los canales de la ciudad, alimentados por uno de los ríos que venía de las montañas, se observaban a sirenas saltando y bailando sobre el agua al ritmo de la animada música.

La alegría invadía el castillo así como toda la ciudad de Iterum.

La ceremonia eclesiástica había sido de carácter privado, solo para los miembros allegados de la corte. Sin embargo, para la fiesta se había invitado a todos los habitantes de Iterum, e incluso a aquellos que vivían en los pueblos más cercanos a la ciudad. Cuando resucitó y luego de que el espejo la alimentará con sus recuerdos, se había dispuesto a buscar a Evelyn y su padre en el castillo. Al parecer, al haber muerto y el espejo quedar sin un maestro, lo habían guardado en una de las bóvedas de seguridad del palacio. Cuando ella se dio cuenta de ese hecho, había usado su magia para abrir el lugar. Al hacerlo, se encontró con los rostros impresionados de los guardias que protegían la entrada. Mirandola como si hubiesen visto una aparición.

Lo cual, no era tan alejado de la realidad.

Luego de tener que dejar inconsciente a los guardias, había ido en busca de su padre y amiga. La reacción de ambos había sido muy parecida a la de Darian. Ambos habían estado en negación al principio, luego habían llorado profundamente y como uno se habían lanzado hacía ella en un abrazo asfixiante. Al parecer, aun como semidiosa podía ser asfixiada. Nadie lo habría pensado.

Semidiosa.

Aun era extraño llamarse de esa forma. De acuerdo con lo que había leído en la biblioteca, el ultimo semidios que había caminado por Elvia, y del cual se tenía registro, era Nova. Hija de Esus y una druida de nombre desconocido. Según la historia, el dios de la noche había observado a la mujer mortal y le había parecido de lo más intrigante. Así que, transformándose en hombre había bajado de su cielo estrellado y seducido a la mujer. Su unión, había dado como nacimiento a Nova. Los últimos registros de la semidiosa databan de hace mil años. En algún punto, había desaparecido. Nadie sabía que fue de ella.

Al leer la historia, Amaia había soltado un escalofrió. No recordaba mucho de la época mientras estuvo muerta. Lo único que sabía era aquello que Aine le había contado. Entre ello, el papel de todos los dioses que la habían ayudado a volver. Sin embargo, lo único que recordaba del dios que había dado nombre a su nación, era esos ojos que brillaban con todas las estrellas del firmamento.

Amaia no sabía que repercusiones traería para ella y el mundo su regreso como una semidiosa, pero algo le decía que pronto lo sabría.

Los guardias y sirvientes del palacio habían mantenido fielmente el secreto de su regreso. Sin embargo, dos días antes de la boda y luego de su conversación con Darian, le dijo al Consejo de los Seis que estaba lista para hacer público su regreso. Decir que los últimos días habían sido muy ajetreados era quedarse cortos. Las constantes visitas de personas de toda la ciudad que querían verla y agradecerle por su sacrificio, la habían dejado agotada. Luego estaban todas las cartas y mensajes que debían enviar a los diferentes territorios para informar su resurrección. También, las expresiones de dicha y a veces de miedo por su regreso, le habían producido sentimientos de aprensión e incomodidad. Al parecer, su yo anterior apareciendo de nuevo.

Un Mundo de Sueños Oscuros y ResplandecientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora