El aire salado de la playa se sentía pesado y espeso. Propagando alrededor del lugar los sentimientos de dolor y perdida que reinaban en el ambiente volviendo la atmósfera casi imposible de digerir; como si una niebla densa se asentara en el lugar y en los corazones de los presentes.
Los rostros de druidas, hadas, sirenas y brujos se encontraban desfigurados por la angustia mientras que veían a los cadáveres de sus familiares y amigos a solo un momento de ser quemados en las llamas ardientes.
Se encontraban en las ceremonias fúnebres de la ciudad para honrar a aquellos que ahora no se encontraban entre los vivos.
Habían pasado dos días desde el ataque de los banshees a la ciudad. Dos días desde que las pesadillas cobraron vida y se conjuraron en sangre, muerte y destrucción. Dos días desde que las almas de cientos de ciudadanos habían sido borradas de toda existencia. Dos días desde la muerte de Thena.
Dos días desde que ella había fallado.
Porque no importaba lo que dijeran, Amaia sentía que había fallado. Le había fallado a Thena, le había fallado a los Eirianos, le había fallado a Darian. La culpa era tan pesada y real. Sentía como si las olas despiadas que se podían observar en el mar golpearan su pecho de forma persistente y salvaje recordándole sus fracasos y su debilidad.
Ella ni siquiera podía imaginar como Darian estaba sintiéndose. Desde la desgracia, el príncipe parecía haberse alejado de ella. Encerrándose en su cabeza y deberes. Ese hilo dorado en su mente, la conexión que compartían, por alguna razón se veía... apagado. Aunque ella no lo resentía, había perdido a su madre y un gran número de sus súbditos. Sería arrogante sentirse ofendida por tal situación. Con disimulo, observó los rostros de los presentes.
Darian se encontraba en frente de la superficie de madera donde yacía el cuerpo de su madre envuelto en telas azules y doradas, no se podía observar un solo pedazo de su cuerpo consumido. Sobre ella, una pequeña placa de oro que llevaba el símbolo de la casa real.
El rostro del príncipe se encontraba en una perfecta y controlada calma, su rostro cincelado en rasgos duros que carecían de toda la desesperación, el dolor y la agonía que ella había observado en él días atrás en la vieja biblioteca. Incluso, su traje ceremonial se encontraba en perfectas condiciones, dada la situacion. Como si el príncipe hubiese puesto especial detalle en verse pulcro y aseado. Llevaba una camisa gris y pantalones a juego, sobre él una chaqueta de terciopelo del mismo color. En su pecho brillaban las medallas y las distinciones que había recibido con los años. Su cabello castaño, se encontraba perfectamente peinado y sobre su cabeza centelleaba su corona dorada.
Por alguna razón, una parte de ella se sentía preocupada, pero se dijo que era normal. Tal vez, era la manera de Darian de lidiar con la perdida. El fingir que se encontraba bien y tenía la situación en total control. Mostrarse fuerte y calmado ante sus súbditos.
Ella no estaba segura de que eso fuese exactamente sano.
Al lado del príncipe se encontraba el rey. A diferencia de su hijo, Declan llevaba una expresión demacrada en su rostro, como si su vida y alegría había sido consumida junto a su esposa. Sus ropas grises se encontraban desordenadas y arrugadas, su pesada capa ondeaba al viento de forma descuidada. Su cabello castaño estaba hecho un lio desordenado. Al igual que Darian, llevaba su gran corona dorada sobre su cabeza pero por alguna razón, era la primera vez que el rey no se veía imponente.
De hecho, se veía más bien derrotado.
El corazón de Amaia se encogió un poco más en su pecho.
A unos pocos pasos de ellos, se extendían los cuerpos de todas las victimas en sus respectivas superficies envueltos en telas. En frente de cada uno de estas, imitando las posiciones de Darian y Declan, se encontraba cada uno de los familiares de los muertos.
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Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
FantasyAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...