Capítulo 30: En el reflejo de días Pasados

14 3 6
                                    

Lo primero que Amaia sintió cuando le ordenó al amuleto llevarla a su destino fue una sensación de vértigo que inicio en su cabeza y se dirigió a cada terminación nerviosa de su cuerpo. De repente, una energía extraña procedió a obstruir su respiración, no de una manera preocupante pero tampoco cómoda, como si la magia que estaba invocando el amuleto requiriera de un pequeño sacrificio para surtir efecto.

A su vez, su estómago se revolvía provocándole náuseas y lo único que miraba a su alrededor era el mundo moviéndose a gran velocidad, siendo nada más que una mancha de colores confusos. Antes que el pánico tomará el control de su consciencia, con su visión periférica notó que lentamente la mancha de colores empezaba a ralentizarse, la velocidad con la que la magia parecía moverla, deteniéndose.

Lentamente, un paisaje se formó delante de ella.

Se encontraba en frente de un gran jardín que posiblemente hace un tiempo habría sido una visión majestuosa. Ahora, la maleza lo envolvía destruyendo y opacando lo que un dia había sido hermoso. Estatuas de mármol pálido se encontraban ubicadas en diferentes zonas, una más maltratada que la otra. Amaia se giró y detrás de ella observó el gran castillo de piedra pálida que había visto en aquel sueño con Marcus hace mucho tiempo, cuando apenas había llegado a Elvia.

El castillo de Iterum parecía darle la bienvenida a su legitima heredera con esa visión fantasmagórica y perturbada que ahora poseia. Sabía, gracias a las imágenes en libros y los cuentos de su padre y Evelyn, que hace mucho tiempo había sido deslumbrante. Ahora, no era más que las ruinas de días pasados.

De repente, un sentimiento de enojo e impotencia surgió en su pecho. Su nación no se había merecido el destino que tuvo. Su pueblo no se había merecido los años de miedo, sufrimiento e incertidumbre.

Todo era tan injusto.

Ahora, con un renovado objetivo se dirigió dentro del antiguo castillo. Ella iba a encontrar las respuestas que necesitaba.

A diferencia de aquel sueño que había tenido, esta vez el sol se encontraba brillando en todo su esplendor. Iluminando cada uno de los tramos y caminos que seguía. Una parte de ella supuso que eso la volvería un blanco fácil, pero hasta ahora no percibía la presencia extraña que surgía en el ambiente cada vez que uno de esos monstruos estaba cerca. Así que supuso que por los momentos estaba a salvo.

Dirigiéndose a la pesada puerta, Amaia la abrió. La acción generando un gran crujido por parte del objeto y provocó que la princesa se tensara. Su cuerpo listo para cualquier señal de peligro, pero nada parecía venir hacía ella. Suspirando, pasó a través de la puerta y fue recibida por lo que parecía haber sido una cocina. Con eso, y su experiencia obtenida los días en el palacio de Florentis, Amaia notó que se encontraba en alguna de las entradas de servicio, consideró que el amuleto la dirigió por buen camino. Esta zona era mucho mejor que entrar por la puerta principal donde probablemente estaban la mayoría de los banshees.

Siguió su camino, recordando las pocas indicaciones que Evelyn y su padre le habían dado, así como los detalles de su sueño. Le tomó un tiempo, pero en algún punto llegó al pasillo que sabía la conducía a la habitación de la reina Alana. Se encontraba completamente concentrada en su tarea, escuchando los ruidos a su alrededor y tratando de hacer el menor posible. Observó cualquier señal de peligro y no encontró ninguna, sin embargo no bajó la guardia.

El pasillo se extendía largamente, la alfombra morada que había decorado el piso estaba sucia y rasgada, en el balcón de mármol blanco a su izquierda se enrollaban plantas y maleza, haciendo evidente el descuido del palacio. Incluso telarañas gigantes se tejían en todo el lugar, extendiéndose desde el techo hacía el área de los balcones del pasillo. Al parecer, los banshees eran demasiado salvajes como para siquiera molestarse en mantener limpio el lugar que habían tomado como su guarida.

Un Mundo de Sueños Oscuros y ResplandecientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora