Darian y Cassius se encontraban a las afueras del orfanato "El Elfo Sonriente", el cual Cassius era dueño. El nombre se debía al elfo Atlas quien era el encargado del orfanato y de los niños que ahí habitaban desde que el padre de Cassius lo había fundado. Cuando el marques heredó los bienes de su difunto padre no vio la necesidad de retirar a Atlas de sus funciones. El elfo era muy bueno en su trabajo. Entre el dinero que Cassius y el resto de los donantes aportaban, asi como la educación que brindaba Atlas y sus profesores e institutrices los niños crecían en inteligencia, buenos modales y excelentes condiciones económicas.
Además, recibían todo el amor y la atención que sus encargados, profesores, institutrices y donantes podían trasmitirles. Obviamente, no se compara al amor y la atención que podia brindarles sus padres, pero era algo. La mayoría de los niños que ahí se encontraban tenían historias tristes. La mayoría producto de los banshees y las guerras contra ellos.
El orfanato se encontraba muy cerca de la entrada de la ciudad y de las murallas que protegían la misma. Al fondo, en el jardín trasero, había un pequeño camino que se extendía hasta la playa. Muchos niños estaban preparándose para ir con alguno de los grupos de adultos que vinieron a visitarlos.
Darian estaba planeando unirse a ellos, pero la preocupación no lo dejaba concentrarse. Se suponía que escoltaría a Amaia, Evelyn e Idaria en su camino hacía el orfanato pero en la madrugada su hermana había recibido un mensajero proveniente desde Bahía Celeste.
Hace dos noches, los banshees habían atacado el pequeño ducado, asi como el puesto de minería. Afortunadamente, los soldados y ciudadanos que habitaban la ciudad lucharon arduamente y los monstruos no pudieron tomar el control de las minas de grandidierita.
Después del mensaje recibido se había llamado a reunión al consejo. El rey y la reina presidiendo la reunión, Darian a su lado. Se habían reunido con los cuatro consejeros elementales, Arzus, Danika, Herve y Cassandra. Los cuales, por las celebraciones del solsticio aun estaban en la ciudad. A su vez, Idaira y Tristan habían sido invitados por ser los representantes de la zona afectada, Cassius fue llamado en calidad de Segundo General y estratega e incluso Bastián había asistido por su puesto como comandante de los navíos.
Algunos habían señalado el alivio que sentían por la victoria ya que si las bestias tomaban el control del único yacimiento que quedaba en el continente, estarían perdidos. No importaba si Amaia había sido encontrada. Aun no sabían cómo cumplir la profecía. No tenían idea de que hechizo u objeto usar que pudiera amplificar sus poderes. De hecho, ni siquiera estaban seguros si asi era como se suponía debían matarlos. A pesar del alivio por la pequeña victoria muchas vidas se habían perdido.
Su hermana y Tristán se estaban preparando para volver a Bahía Celeste. Darian había notado por su mirada y actuar que Idaira se culpaba por lo que había sucedido. La princesa había señalado que era deshonroso que su pueblo hubiese estado hace dos noches batallando contra esos monstruos mientras ella estaba bailando y riendo en la habitación del trono.
Sin importar las palabras de aliento de sus padres y hermano, y luego del asesoramiento militar y logístico de los consejeros, la princesa y duquesa de la Bahía Celeste, en compañía de su esposo se habían dirigido a su habitación con la intención de partir cuanto antes a su ciudad.
Darian y Cassius como generales habían ordenado enviar un batallón de soldados para reforzar el yacimiento en caso de que decidieran volver. Habían considerado partir, pero Cassandra no se los recomendó. Señaló que la presencia de ambos solo haría alertar a la mayoría de los ciudadanos, las criaturas se sentirían nerviosas y se empezaría a sembrar el caos.
La astuta e impasible duquesa había señalado que en estos momentos de tensión no necesitaban lidiar con las emociones de miedo e incertidumbre desbordada de los ciudadanos si no era absolutamente necesario.
ESTÁS LEYENDO
Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
FantasyAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...