Capítulo 27: El Panteón de los Dioses

7 3 0
                                    

Amaia abrió sus ojos, un techo decorado con ramas y pequeñas flores de bosque la recibió. Lentamente, se levantó de su cama mientras su mente se despejaba. Recordó el ataque en el bosque, Marcus y sus hermanos apareciendo con sus malvadas intenciones, amenazándola para que se fuera con ellos, Levana y el resto de Los Osiris llegando al rescate, su tío Einer vivo y bien alejándola del peligro, Cleissy y la biblioteca. También, recordó a Darian herido, la manera en cómo había usado su magia para salvarlo. A partir de allí, no tenía más recuerdos, supuso que se había desmallado.

Ella suspiró y bajándose de la cama observó el lugar donde se encontraba. Parecía estar en una habitación, la cama donde había descansado decorada con suave y esponjosas sabanas de un tono crema, las vides de plantas y flores silvestres se abrazaban a las paredes y el techo de la recamara dándole la visión al lugar de una habitación en medio del bosque.

Al parecer, alguien la había cambiado de su ropa anterior, colocándole un cómodo camisón de chiffon blanco, con pequeños detalles de encaje en plata. Se dirigió a tomar la bata que observó en la cómoda y luego de lavarse el rostro en el pequeño baño contiguo se dirigió fuera, dispuesta a ver como se encontraba Darian. La última vez que lo miró parecía estar bien, pero debía asegurarse que así fuera.

Al salir de la habitación, los pasillos de la extraña y secreta biblioteca le dieron la bienvenida. No se encontraba en el ala principal donde se guardaban los libros, pero lo que recordaba era absolutamente fantástico. Por un momento, se detuvo confundida. Había estado inconsciente cuando la trajeron a la habitación. Por tanto, no sabía hacía que lugar ir, así que caminó sin rumbo fijo, dejándose llevar por su instinto.

En algún momento, giró en una curva donde los pasillos dejaron de estar envueltos en vides y plantas del bosque y encontró que parecían estar hechos de algún tipo de piedra rustica blanca. Al llegar al final del pasillo una gran habitación le dio la bienvenida.

Amaia jadeó con impresión.

La habitación estaba formada por monumentales y largas columnas, 18 en total, en medio de cada una se encontraba un gigantesco mural de cristal formando así nueve entre cada espacio.

En cada cristal se observaba la imagen de un hombre o mujer con diferentes símbolos. Debajo de cada uno, se encontraba grabados de palabras en un idioma que desconocía y en el centro de todos parecía haber una especie de fuente y sobre esta fuente se erguía un hombre con expresión benévola.

–Parece que ha descubierto el panteón de los dioses, alteza. – Dijo la voz de Cleissy desde su espalda.

Amaia se giró, su corazón latiendo por la sorpresa.

–Casi me matas de un susto. – Replicó con exasperación mientras llevaba su mano al pecho.

Cleissy se vio divertida.

–Podría decir lo mismo considerando lo que hiciste hace unas horas.

Al decir eso, Amaia recordó su principal misión al salir de la habitación.

–¿Cómo esta Darian? – Preguntó ella.

–Perfectamente, aún no ha despertado. Aunque, creo que tu magia no tuvo nada que ver con eso y es mayormente culpa del brebaje de Sueños Felices que le suministre.

Amaia asintió agradecida.

–¿Qué es el Panteón de los Dioses? – Preguntó señalando la habitación.

Cleissy caminó hacia ella. Esta vez, la ninfa y maestra del conocimiento parecía haberse cambiado de su traje dorado y llevaba una especie de crop-top lavanda anudada en su cuello con unos pantalones de suave tela y sandalias a juego. Sus alas rosadas iridiscentes destellando en su espalda mientras se movía. Trató de esconder su impresión y alejó su mirada suponiendo que podría ser de mala educación mirarlas tan fijamente. Enganchando su brazo con el de Amaia la ninfa condujo a la princesa a través del gran salón deteniéndose en frente de la monumental fuente y la estatua del hombre sobre esta.

Un Mundo de Sueños Oscuros y ResplandecientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora