Darian se despertó bruscamente de su sombrío sueño. Un sentimiento de aprensión dominada su pecho. Sin mirar, empuñó la daga debajo de su almohada. Con la conquista de Catania y ahora el movimiento entorno a Arendal, el rey era consciente de que estaba ganándose una suma considerable de enemigos. Por lo cual, en el último año se había acostumbrado a dormir con un arma cerca de su alcance. Aunque era consciente que sus soldados y súbditos eran leales, no podia evitar la desconfianza.
Observó el espacio a su alrededor, y como era de esperarse, nadie estaba en la habitación. Habían pasado varias semanas desde su discusión con Cassius en su estudio en el palacio. Luego de su conversación, su amigo se había limitado a contactarlo solo por temas que comprendieran a la corona. Darian no se había molestado, ya que sin duda, tampoco se encontraba con humor de algo más.
En aquellos días, rara vez hablaba con alguien de algo diferente a lo que sus tareas de gobierno requerían. Una parte de él, le dolía. Había perdido a su madre, Bastián y Amaia. De alguna forma, también había perdido a su padre. Solo Cassius permanecía y sin embargo él lo había alejado.
Después de todo lo que había pasado, realmente creía que no lo merecía.
No merecía seguir adelante. No merecía ser feliz cuando su madre y Bastián habían muerto. No merecía ser feliz cuando había matado a Amaia.
Simplemente, no lo merecía.
Así que, no hizo nada para arreglar la distancia que se establecía entre él y Cassius. En cambio, se concentró en gobernar. La transición de Arendal estaba siendo aún más compleja que Catania. Sin embargo, el juramento de sangre estaba surtiendo efecto y Nizan parecía muy entregado a asegurarse que los cambios se realizaran de la manera más pacifica posible. Al mismo tiempo, la mejora de Catania y la entrega de recursos para los ciudadanos del territorio estaba dando problemas, ya que había una gran cantidad de ladrones que interceptaban las cargas y las robaban. Vincent, los capitanes y los diferentes consejeros se estaban encargando de buscar una solución a la situación.
Con todas sus ocupaciones, los días habían avanzado y con ellos la fecha de la boda de Evelyn y Eric se acercó. Por lo cual, se encontraba en Cloris. Hospedado de nuevo en la casa del duque y la duquesa Greenwood, quienes milagrosamente habían sobrevivido al ataque masivo de los banshees el año anterior. Había cabalgado por la ruta rápida del Sendero del Rey, atravesando Eirian a gran velocidad. En unos pocos dos días, habían llegado al pequeño pueblo que limitaba muy cerca de la Frontera del Bosque Luminoso con el Oscuro de Esus.
El grupo se había visto cansado y al contrario de continuar su camino hacía Iterum decidieron hospedarse en el pequeño pueblo. Savannah había cumplido su palabra y lo acompañó en el viaje. Su presencia no era sorpresiva ya que Savannah era conocida por ser emisaria de Eirian en Esus. Sus tratos, asi como la temporada que pasó en el ducado de Dolent, era una prueba de ello. Sin embargo, ese conocimiento no había mitigado la aparición de ciertos rumores. La mayoría de las criaturas recordando el tiempo donde Savannah había sido una fuerte candidata a futura reina. Esos rumores se habían mitigado con la llegada de Amaia, su alma afín. Ahora, con la muerte de esta, y lo cercanos que Darian y Savannah se habían vuelto, los rumores de un posible romance habían surgido.
Lo cual, era una profunda estupidez.
No había, ni nunca habría nada entre ellos.
En parte, porque ese interés nunca había estado. No realmente. Savannah había intentado seducirlo por presión de su padre. No por sus propios deseos. Por otro lado, ambos tenían heridas en sus corazones. Heridas que no estaban seguros de cómo sanar.
Sí, se habían vuelto cercanos. En el sentido de como dos amigos consuelan al otro. Dos amigos que se habían enfocado tanto en sus deberes con el objetivo de no pensar en el dolor que albergaba sus almas. Aunque Darian podía notar que algo cambió en Savannah desde su viaje a Dolent, solo que aún no sabía qué exactamente. La hermética druida se había mostrado tan inflexible ante su interrogatorio que Darian habia dejado de insistir. Sin embargo, se dijo a sí mismo que lo descubriría.
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Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
FantasiAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...