Un año después
Darian gimió despertándose de su pesado sueño. Su cabeza palpitaba con intensidad. Al abrir sus ojos trató de enfocar su visión. Necesitó unos minutos para orientarse de nuevo y recordar donde estaba. Luego de unos segundos, reconoció el lugar a su alrededor. Se encontraba en su recamara del palacio. Gimiendo, se levantó de su posición acostada. Su cuerpo desnudo se estiró alargando sus músculos y lastimando sus más recientes cicatrices de batalla. En su sabanas de seda aún podía percibir el marcado aroma proveniente de una desenfrenada noche de sexo. Sin embargo, no recordaba mucho. Apenas tenía destellos de la cortesana de cabello castaño que había llevado a su cama la noche anterior. Su mente nublada por la gran cantidad de vino que había bebido.
Con un gruñido de queja, se levantó y aun desnudo se dirigió hacía al baño. Una vez aseado, y sintiéndose un poco más como un ser vivo, Darian caminó hacía su habitación, un objeto llamando su atención. En una de sus mesas de noche encontró una nota. Al leerla, descubrió que se trataba de Annabeth (al parecer, ese era el nombre de la mujer castaña que apenas recordaba) agradeciéndole por la increíble noche que le había dado.
Aun con su mente confusa, Darian recordó que se trataba de Annabeth Higthwood, segunda hija de uno de los condes de su corte; hizo una nota mental para ordenarle a Arzus que le enviará un brebaje anticonceptivo y una nota explicándole de una forma muy pasivo/agresiva que sería buena idea que olvidará toda la noche anterior. No quería que se hiciese una idea equivocada. Había sido sexo, nada más.
Una parte de él, esa pequeña parte que aún quedaba del antiguo Darian, se encogió ante su grosería y frialdad. Sintiéndose avergonzado ante el poco respeto que mostraba a una mujer que no se merecía tal trato. Sin embargo, el nuevo Darian, ese que había construido sus muros a partir del dolor, la ira y el resentimiento, se encogió de hombros y negó.
Ella sabía en lo que se estaba metiendo.
Actualmente, no era conocido por ser un amable caballero. Arrugando la cursi nota, la lanzó hacía el cesto de basura.
Por alguna razón, al ver el papel arrugado, su mente evocó aquel recuerdo.
Él, despertándose en los brazos cálidos de una delicada dama, teniendo que levantarse para interrogar a un prisionero. Se recordó así mismo mirando su inocente rostro dormido, sonriendo ante su expresión. Recordó ir a su propio escritorio y escribir una nota mucho más cursi que aquella que acababa de arrugar. Recordó la felicidad y paz que sintió al ver el pacífico rostro de ella, con su cabello plateado laceo extendiéndose en su almohada como una nube esponjosa. Sus labios tan rojos como una fresa madura.
De repente, lo que quedaba de eso que alguna vez había sido su corazón, se encogió.
Un dolor sordo, tan fuerte como la muerte por mil cortadas, lo invadió.
Negando, Darian se movió hacía su mesa y llenando un vaso de whiskey de hadas lo tomó de un tragó. El líquido quemó todo el camino desde su garganta hasta su estómago. La acción lo ayudó a empujar el recuerdo duramente a ese lugar vació en su mente, donde antes había una conexión mágica y poderosa pero ya no. Quedando tan vació y negro, que ahora era el lugar donde Darían encerraba esas memorias hermosamente horribles que solo lo hacían querer gritar de amargura. Rápidamente, llenó su vaso y se giró hacía el mapa del continente de Perth extendido en el escritorio.
En frente de él, los ventanales de su habitación se extendían, regalándole una hermosa visión de un dia alegre y esplendido en su ciudad. Desde su posición podía ver los edificios dorados de Florentis con sus calles adoquinadas. La brisa marina llevando el olor salado del mar y maravillando a todos con su aroma vivo y puro. La ciudad se encontraba en pleno apogeo, la música proveniente de La Plaza de la Melodía llegaba a sus oídos de manera sutil. Por alguna razón, la alegre melodía solo lo hizo sentir mucho más amargado.
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Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
FantasyAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...