Un rayo de sol brilló sobre los ojos cerrados de Amaia lentamente despertándola de su tranquilo y relajante sueño. Al abrirlos, notó que las puertas que daban al balcón se encontraban abiertas permitiendo que la luz y el viento marino de la costa impregnara la habitación. Sin poder evitarlo, soltó una sonrisa, a pesar del ligero dolor en su muslo su cuerpo se sentía saciado y satisfecho.
Una imagen de ella montando los dedos de Darian sobre el sofá destelló en su memoria. Seguidamente, otro recuerdo la invadió; específicamente aquel donde los labios del príncipe adoraban su centro llenándola de placer. De repente, sintió calor, sus pechos frunciéndose al recuerdo. Su núcleo encogiéndose en atención. Aun con su sonrisa se giró, y se encontró que el lado donde Darian había dormido estaba vació. Se sintió tan decepcionada que una parte de ella no pudo evitar reprenderse divertida.
Apenas la había tocado anoche y ya estaba deseando por más. Se dijo que habían sido unos días muy extraños y su deseo insaciable por el príncipe se debía a eso. Lentamente, se levantó de la cama y se dirigió a buscar su ropa. Había dormido con una de las camisas de pijama de Darian, esta se extendía lo suficiente por su cuerpo para cubrirla de una manera bastante decente. Al menos, desde las concepciones del mundo humano. Consideró que posiblemente si salía así vestida a su habitación los soldados que hacían guardia en el pasillo se verían horrorizados.
Riendo, se dirigió a recoger su vestido y se lo colocó amarrando la parte trasera lo mejor que pudo, no se molestó en intentar con el corse, ya que estaba segura de que no podría apretarlo. Además, algo le decía que apenas que pisara un pie en su habitación Nicassia saltaría sobre ella para arreglarla de la manera más principesca posible.
Obviamente, luego de preguntarle donde había estado toda la noche.
Al poner un poco de peso en la pierna herida, descubrió que el dolor punzaba aún más. Hizo una nota mental de decirle a Nicassia que llamara un curandero para que la atendiera. Darian la había vendado la noche anterior, este le informó que un punto se había ido así que necesitaría sutura. Consideró que en este mundo, la sutura era una mierda. Los yerbas y medicinas que utilizaban apenas dormían la piel lo suficiente para hacerlo soportable. Aun así, sentía cada momento en el que la aguja e hilo perforaba la piel. A pesar de la horrible idea de tener que pasar por ello de nuevo, Amaia no se arrepintió ni un poco de lo que había compartido con el príncipe.
Dios, realmente estaba empezando a gustarle Darian.
¡Dioses! – Chilló Andromeda.
Llevabas bastante tiempo callada.
Eso solo porque has actuado de manera inteligente.
La princesa no pudo evitar fruncir el ceño ante eso.
¿Es decir, que antes no lo había hecho?
Ehhh... no diré que lo has hecho terrible, pero si yo tuviera el control total lo haría mucho mejor.
–No me digas. – Soltó Amaia en voz alta con sarcasmo.
Andromeda rio en su mente.
En fin, creo que debería felicitarte... ayer fue una noche deliciosa.
Amaia abrió sus ojos ampliamente al escuchar la malicia en su voz interna.
–¡Oh, no! – Gritó de nuevo en voz alta. – No, no, no quiero escuchar tus comentarios probablemente cargados de lascivia. – Negó con su cabeza dispuesta a marcharse como si eso pudiera librarla de Andromeda.
Al caminar para salir de la habitación encontró un papel con una nota sobre el escritorio. Curiosa, se acercó hacía el tomándolo.
Apenas podía abandonar la cama contigo a mi lado.
Sin embargo, un guardia llegó con noticias, Bastián interrogó a Albus Monteverde.
Nuestras conjeturas fueron bastantes exactas. Fui requerido para decidir el destino del traidor.
No quise despertarte, estabas tan plácidamente dormida que me pareció un crimen atroz.
Dijiste que te inspiraba paz.
Al dormir a tu lado fue la primera vez en años que sentí tal cosa.
Tuyo, Darian.
ESTÁS LEYENDO
Un Mundo de Sueños Oscuros y Resplandecientes
FantasyAmaia Vogel siempre había tenido sueños extraños. Desde sus 11 años sus horas de descanso se habían convertido en una proyección de imágenes de un mundo mágico y encantador que terminaban con ella despertándose en horror por sus terribles pesadilla...