Capítulo 22: Sueño y Pesadilla viviente.

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Luego de salir de la sala del consejo Cassius comunicó su intención de irse explicando que deseaba saber cómo se encontraba su madre y despidiéndose de los presentes abandonó el lugar. Por su parte, Bastián, Savannah y Danika aceptaron la invitación de Darian a quedarse a cenar.

Amaia no pasó desapercibido el hecho de que Danika aceptara. Ya que, a diferencia de Arzus que vivía en el palacio, la duquesa de Cerys contaba con una bonita propiedad ubicaba a unas pocas cuadras, donde ella, su familia y sus respectivos acompañantes se alojaban cuando se encontraban en la capital. La princesa suponía que su esposa se encontraba allí en estos momentos, por tanto era interesante el hecho que la duquesa parecía más dispuesta a cenar en el palacio que con su esposa en duelo.

Tal vez, la muerte de su concubino les había afectado en su matrimonio más de lo que Danika quería hacer notar.

Despejando su cabeza de pensamientos conspirativos y entrometidos siguió a los presentes en su camino al comedor. Darian se encontraba en el inicio de la procesión, Bastián y Arzus cada uno a su lado hablando de cuáles serían las rutas más seguras para iniciar su viaje hacía Esus sin levantar sospechas.

Dicho viaje, donde extenderían la noticia de un compromiso secreto. Un compromiso secreto que resultaba ser un compromiso falso.

¡Dioses!

¿Desde cuándo su vida se había vuelto tan extraña?

Decidieron partir en dos semanas. Determinaron que sería el tiempo suficiente para dejar la ciudad en el mayor orden posible y con sus murallas bien aseguradas y protegidas. Además, le daría más tiempo a Amaia de recuperarse de sus heridas y prepararse en sus lecciones de magia y el sin número de cosas nuevas que debía aprender. Evidentemente, todos los planes fueron hechos pensando que no ocurriera un nuevo ataque como el anterior. Decidieron apostar por el claro vició que Marcus había mostrado en la biblioteca divirtiéndose con la tortura y el desasosiego de sus víctimas. Por lo tanto, esperaban que este no planeara un exterminio tan veloz.

Esta vez, estaban rogando a los dioses porque así fuera.

Toda esa idea de un pequeño recorrido entre algunos ducados de Eirian para esparcir el rumor de un compromiso ya le estaba dando dolor de cabeza y ni siquiera había iniciado. 

Danika y Savannah habían insistido en que si decidían jugar esa carta Darian y Amaia tenían que interpretar sus papeles de amantes enamorados de una forma tan realista y notoria que los rumores infundados se creyesen completamente ciertos. Honestamente, fingir estar enamorada de Darian no era una tarea muy difícil. Es decir, una parte de ella debía admitir que el príncipe de Eirian estaba empezando a gustarle como... realmente.

Darian era amable, atento, honorable, valiente y desde que ella llegó la había hecho sentir como si hubiese un lugar donde perteneciera. Por no mencionar, que era malditamente caliente como el verano y hermoso como un ángel del cielo. Además, después de ese beso que se había sentido como si hubiese sido iluminada por el sol después de un día oscuro...

Si, definitivamente eso no sería un problema.

El problema radicaba que una parte de ella aun creía que todo era completamente innecesario. Marcus y sus hermanos habían demostrado ser más inteligente de lo que todos habían previsto. Ella dudaba que creyeran que el viaje donde estaban lentamente acercándose a lo frontera con Esus, después del ataque que estos habían hecho, fuese una cosa inocente. Por no mencionar, que el imbécil parecía capaz de meterse en su cabeza. Debía seguir practicando para colocar barreras impenetrables en su mente. No podía permitir que Marcus supiera la verdad de sus intenciones.

Por otro lado, tampoco le gustaba que pareciera como si todos estuviesen... empujándolos uno al otro. Como si quisieran forzar que ese compromiso falso se volviera real. Esa sensación no le gustaba. No le gustaba sentir como si el camino de su vida estaba siendo escrito por otros. Obligándola a ser lo que todos querían y necesitaban.

Un Mundo de Sueños Oscuros y ResplandecientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora