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Al día siguiente, Jacob me nombró líder de proyecto para la nueva campaña de una importante marca de vodka, acordé con mi equipo de trabajo preparar algunas ideas y reunirnos al día siguiente para comenzar a desarrollarla. Si bien esta vez la resaca por las bebidas de la noche anterior no me habían perjudicado, mi cabeza no dejaba de pensar en la conversación que tuve con mis amigos, me negaba a darle la razón a Kyle y rendirme ahora que había hecho algún progreso.

Le había prometido a Nick que no iría sola a ninguno de los lugares, pero después de pensarlo un rato decidí comenzar una pequeña investigación por mi cuenta. Abrí el buscador y tecleé "Meadwood", toda vez que consideré que sería difícil visitar el lugar por la distancia que nos separaba, de ese modo no rompería a mi promesa.

Encontré un lujoso resort y después de navegar en la página web por unos minutos, el dolor de cabeza comenzó junto con el golpe de imágenes y recuerdos. Había una fiesta en un jardín, focos colgando, una pista de baile, mucha gente bebiendo champagne, un grupo de jóvenes con los que conversaba; eran los mismos que había visto en el álbum de fotografías, en la última escena que pude ver estaba sentada sobre un lavabo con la espalda descubierta y el reflejo de alguien en el espejo, me estaba ... besando.

Abrí los ojos de golpe, esta vez no hubo sangre, pero mi respiración estaba agitada, mi corazón latía a mil por hora y hasta sentí que mi estomago ardía y no precisamente por fiebre. Eran ciertas las suposiciones de Nick, estaba enamorada de "ÉL".

Ahora más que nunca necesitaba recordarlo todo, en ese momento una frase rebotó por mi mente: "Esperamos verte en Meadwood".

Era el cumpleaños de su madre.

Tomé mis cosas y salí disparada rumbo al hospital, necesitaba contárselo a Nick e ir al siguiente lugar en busca de otro recuerdo.

Cuando llegué, Nick me mandó un mensaje pidiéndome que lo buscara en la sala de fisioterapia. Lo encontré con una paciente haciendo ejercicios. Sonreí al ver la cara de Nick, era tan dedicado, alentaba a la chica con la que estaba para que se animara a dar otro paso y otro más.

Sentí un profundo agradecimiento de haberlo conocido. Me había tenido la paciencia de un santo cada vez que me frustraba por no poder enderezarme cuando comenzamos la terapia; estuvo conmigo en mis primeros pasos y no me dejó rendirme nunca, probablemente si no fuera por él, habría tardado toda una vida en volver a caminar.

Después de unos 20 minutos finalmente terminó; una enfermera llegó con una silla de ruedas para llevar a la paciente de vuelta a su dormitorio, quien antes de sentarse le dio un fuerte abrazo a Nick en señal de agradecimiento, él se sonrojo levemente, yo por mi parte, sentí una ligera vibración en mi estómago ¿celos? Puede ser.

Los disimulé detrás de una sonrisa cuando Nick finalmente llegó para saludarme, pero antes de que pudiera contarle lo sucedido, mi voz fue silenciada por un fuerte estallido que retumbó no muy lejos del hospital. Si bien durante el "Estado de Emergencia" tuvimos que acostumbrarnos a ese tipo de sonidos, el pensar que estábamos en peligro me enmudeció por completo.

Pocos segundos después comenzaron a sonar alarmas, miré a Nick asustada, él me tomó de la mano y me condujo hasta una de las esquinas de la sala en la que nos encontrábamos. El pánico no tardó en hacerse presente; las otras cinco personas que se encontraban en la misma habitación con nosotros, se replegaron contra la pared imitándonos.

— ¿Qué está pasando? — pregunté con la voz temblorosa.

— No te asustes, probablemente la policía está en camino.

— ¿La policía?

El miedo me invadió por completo como solía ocurrir en mis pesadillas; las rodillas me temblaban, apenas me sentí mareada supe que la presión se me estaba bajando; sujeté con más fuerza la mano de Nick, quien, sin pensarlo dos veces, me abrazó en un esfuerzo por hacerme sentir protegida y a salvo.

Amargas PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora