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Al día siguiente Nick me convenció de ir a presentar una denuncia a la estación de policía; los oficiales me tuvieron tanta paciencia como él cuando comenzó a darme terapia. Rompí en llanto al menos diez veces, cada que forzaba a mi cabeza a recordar lo ocurrido y las facciones del hombre, el miedo y tristeza se apoderaba de mí, se esfumó mi alegría por vivir, incluso las ganas de encontrar a Alex.

Presenté mi renuncia en SMOSH, me negaba a volver a salir de casa, sin embargo, Jacob la rechazó después de que le conté lo ocurrido; prometió guardar el secreto y me pidió que me tomara el tiempo necesario para recuperarme de tan traumática experiencia, asegurándome que cuando estuviera lista para volver, mi puesto seguiría ahí, mientras tanto podría trabajar desde casa como apoyo para algunas campañas.

Jamás en mi vida había pasado tanto tiempo en la regadera y aunque pueda parecerles algo raro, la verdad es que me sentía sucia, peor que si hubiera jugado en lodo, con ayuda de la esponja y el jabón trataba de borrar las huellas invisibles que el hombre dejó en mi piel.

Kim trató de sugerirme visitar a un psicólogo, pero el simple hecho de pensar en volver a terapia me parecía una estupidez, no me había ayudado antes y no lo haría ahora. Con el paso de los días dejó de mencionarlo, en su lugar buscó la forma de ayudarme muy a su modo, con películas, chocolates y obsequiándome diseños exclusivos que había mandado a hacer especialmente para mí, nada funcionó.

Kyle por su parte intentaba animarme con nuevas fotografías que había descubierto de Alex en Kansas, Ohio y Nevada; el amor y la esperanza de encontrarlo se habían esfumado; por el contrario, sentía una enorme ira al pensar que mientras moría lentamente en San Francisco, él se divertía a lo grande en algún casino de Las Vegas. Lamenté profundamente haber desenterrado todos los sueños pasados y forzarme a recordar la cara de Alex y sus malditas promesas que jamás cumplió.

Tiré a la basura la llave que recibí de Dasha y todos los post it que durante semanas estuvieron adheridos a la pared, recordándome que él pronto volvería y estaríamos juntos.

Por consejo de Kim, Kyle evitó mencionarme a su novia durante los siguientes días, algo que no entendía, pero accedió sin preguntar, supuso que no era bueno que con todo lo que estaba viviendo me restregara su hermosa relación, nada más lejos de la verdad. Le pedí que dejara de investigar a Alex y olvidara la tarea, sin hacer preguntas aceptó no sin antes recordarme que si necesitaba cualquier cosa él estaría ahí para ayudarme.

A partir de esa noche mis pesadillas de los asiáticos fueron reemplazadas por el hombre de las sombras, su rostro y lo ocurrido me atormentaban una y otra vez sin que pudiera hacer nada al respecto.

Irónicamente cada vez que despertaba, extrañaba las pesadillas de antaño, donde era torturada sin ser ultrajada. Vaya decepción que debieron sentir Feng y Mizuki, el ataque del parque me había herido mucho más que ellos.

Durante el día, mientras estaba sola, me auto terapeaba, hablando sobre todo lo que sentía, aquello que me tenía mal y atormentaba; tratando de hacer conciencia sobre mis emociones como mi madre me enseñó desde que era pequeña.

Llegué a pensar en pedirle a Nick que me llevara nuevamente con su amiga gitana para que me hipnotizara e hiciera olvidar lo ocurrido, pero el simple hecho de creer que volvería a ver al hombre me aterraba profundamente.

Cuatro días más tarde después de lo ocurrido en el parque de Álamo Square, Kim tuvo que salir de viaje a Denver, me invitó a acompañarla para distraerme, pero me negué, así que le pidió a Kyle y Nick que estuvieran al pendiente de mí, por si acaso se me ocurría llevar mi depresión al extremo e intentaba hacerme daño.

Amargas PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora