Capítulo 1: Niña Llorona

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Una joven se encontraba recorriendo el bosque o, más bien, inspeccionándolo. Tenía su catana lista para ser desenfundada y le prestaba atención al más ligero sonido del lugar. Las copas de los árboles más altos cubrían en su totalidad la luz del día, en conclusión, aquel lugar era más que perfecto para un demonio.

_____ se encontraba furiosa, pues hace unos días atrás asesinaron a su maestra; aquel demonio la atacó a ella primero dejándola inconsciente, creía que despertaría en los brazos de su maestra; sin embargo, lo que se encontró al abrir los ojos destrozó su corazón. Vio a su amiga llorando con el cuerpo inerte de la pliar de la Flor.

«Si tan solo hubiera sido un poco más fuerte, ella seguiría con vida». Pensó, intentando encontrar nuevamente la esencia del demonio. Lo llevaba persiguiendo desde hace días, pero, a medida que pasaba el tiempo, esta simplemente comenzó a desvanecerse. «Por favor, perdóname por no ayudar a Kanae, Shinobu».

Una pequeña lágrima rodó por su mejilla, mientras que el rastro del demonio se perdía por completo. La albina deseaba con todas sus fuerzas ser ella a la que hubieran asesinado, pues a diferencia de ella, Kanae era una buena persona; alguien que era amada y admirada por todos, inluyendola a ella. La memoria de su maestra y las vivencias con ella y Shinobu se le vinieron como una ráfaga fuerte de viento, provocando un fuerte llanto mezclado con la amargura de sentirse inútil para todo el cuerpo de cazadores de demonios.

—¡Maldita sea! —Exclamó, mientras pateaba el tronco de un árbol. —¡No te escondas maldito demonio! ¡Juro que voy a...!

—Eres un fastidio. —Reclamó una voz sobre _____.

Aquella interrupción cesó tanto sus gritos como sus llantos. Le pareció extraño que alguien viviera por aquí y apenas se lo cuestionó, se puso a ver su alrededor con nerviosismo. No se encontró con ninguna persona por su camino, además, cuando estaba por ingresar al bosque muchos le advirtieron que tuviera cuidado con el ser que habitase la zona. Era definitivo, había un demonio por el lugar.

No había nadie detrás, delante o al lado de ella, pero al mirar hacia arriba notó la presencia de alguien sobre la rama ancha de un árbol.

—¿Acaso no sabes que es de mala educación gritar en un bosque?

Tras aquella pregunta, la albina saltó para estar a la altura de aquel ser, pues aquella esencia era la de un demonio. Alzó su espada arriba para rápidamente cortar su cuello, sin embargo, en un parpadeo dicho ser se desvaneció y solamente cortó la rama.

«Tal vez no encuentre a ese maldito demonio, pero al menos mataré a ese». Pensó tras aterrizar en el piso. «Después de todo, soy una cazadora de demonios».

Pasó a guardar su catana, dio un ligero suspiro, cerró sus ojos y comenzó a rastrear la esencia de su nuevo objetivo. Todo ser viviente posee una, no es un sonido, un aroma, y mucho menos el alma; pero si algo sabe _____, es que parte de esta proviene de la sangre. Desde pequeña ha sido capaz de utilizarla, es por eso que la albina siempre supo la verdad de su familia; tanto su padre, como ella y su hermana no eran como los demás de su aldea.

Su padre era un demonio y su madre era una simple humana. ¿Cómo fue que la naturaleza permitió el origen de ambas niñas en ese entonces? Esa misma pregunta se hace la misma _____.

Al ser híbridas, ambas hermanas eran excesivamente más fuertes que un hombre adulto. Apenas se les permitía salir solas por miedo a que un demonio las encontrara; pues a diferencia de los humanos, que afortunadamente apenas saben de la existencia de aquellas criaturas, estos eran bastante intolerantes a la sola idea de convivir con los humanos. Fueron tantos los esfuerzos de ambos padres porque sus hijas tuvieran una vida normal; pero lamentablemente, tras un pequeño descuido un demonio delató a la inusual familia y una sombra se hizo presente en su hogar.

HILO DE SANGRE (Akaza y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora