Ya era medio día y _____ finalmente había llegado a su destino. Su estómago rugía al igual que un tigre, mientras que, aún le molestaba el hecho de que Akaza la haya dejado en el camino.
—¡Qué nostalgia! —Sus ojos brillaron como dos estrellas.
La idea del demonio se desvaneció apenas reconoció la calle. Aquel pueblo seguía casi idéntico al que ella recordaba, cosa que, inevitablemente, hizo que varios buenos recuerdos regresaran a ella. Sin embargo, tan pronto como surgió aquella alegría, unas lágrimas se hicieron presentes.
Aún no había superado lo de aquel día.
Años atrás, la albina mantenía su apariencia de ocho años. Su única arma era un cuchillo oxidado, ella era su propia carnada y su fuerza le servía para retener a los demonios hasta el amanecer. Sin embargo, hubo una ocasión en la que esta no fue suficiente. El alba había llegado y la pequeña _____ se hallaba agotada entre el agua congelada y la nieve de la montaña. Aquella situación le recordaba ligeramente a su hermana.
Apenas había logrado regenerar sus brazos y piernas, pero, aun así, varias de sus heridas continuaban abiertas. A duras penas conseguía respirar, mientras que, escuchaba sus latidos cada vez más lentos. "¿Este es el fin?", pensó, sintiendo el agua como un montón de cuchillos. Ya no tenía energías y la muerte parecía estar dispuesta a llevársela.
Hasta que, como una ligera brisa, un hombre de haori celeste y máscara tengu apareció ante ella. Rápidamente, guardó su catana y con mucho cuidado, cargó a la niña en sus brazos.
—¿Cómo sobreviviste a tanto, pequeña? —Preguntó con una voz suave, mientras intentaba cubrirla del frío de la mañana.
—Perdónenme. —Sollozó _____, sintiendo su cuerpo cada vez más pesado. —No fui lo suficientemente fuerte.
Aquel cazador se llevó a la pequeña a su hogar en el monte "Sagiri". El trayecto fue largo y la niña continuaba dormida, lo cual se le hacía extraño al hombre. Es más, la chiquilla no dejaba de llorar en sus sueños y mantenía en sus manos aquel viejo cuchillo. "¿Por cuánto ha pasado esta niña?", se cuestionó el enmascarado, mientras veía que la albina se aferraba con todas sus fuerzas al desgastado puñal.
Cuando _____ volvió a despertar, se encontró con el mismo hombre que la había rescatado; pero, aquella máscara de nariz alargada la aterró tanto que, rápidamente, se abalanzó con su cuchillo. Aquello no fue la gran cosa para el enmascarado, pues, en un parpadeo, mandó el arma al otro lado de la habitación. A los ojos de la chiquilla, parecía ser que el hombre era un hechicero malvado; cosa por la que se puso a gritar y llorar desesperadamente. El cazador se vio en la obligación de quitarse su máscara, esperando que la albina dejase de llorar.
Fue así como ______ y el señor Urokodaki se conocieron. Fue tras aquel malentendido que ambos se presentaron y disculparon. Después, el hombre le mostró la pequeña cabaña, hasta llegar a un cuarto que luego pasaría a ser de ella. Sabía que no tenía hogar, además de que, dejarla sola significaría una condena de muerte para ella y cualquiera a su alrededor.
El olor de su sangre era tan fuerte que el mismo cazador podía detectarlo.
Curiosamente, a pesar de los años, la niña no crecía. Aquella pequeña sonriente le parecía extraña al hombre que, de poco a poco, se le iban formando canas. ¿Acaso la albina no se percataba de ello?
Antes de ser encontrada por Sakonji, incluso la misma ______ había olvidado lo que se sentía estar en familia. ¿Diez, treinta, cien años? Ya no le importaba, pues solo eran ella, el señor Urokodaki, Sabito y Giyu; los cuales, llegaron a vivir con ellos años después de la albina. Después de tanto tiempo, había vuelto a sentirse como una persona normal, pero, parece que nada dura para siempre.
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HILO DE SANGRE (Akaza y tú)
Fiksi PenggemarTras un inesperado resultado, ____, una cazadora de demonios, se ve obligada a hacer un pacto con uno: Akaza, la tercera luna superior. NOTAS DE LA AUTORA: Créditos al autor original del manga "Kimetsu no yaiba" y a los artistas de las imágenes.