—¡Qué! —Exclamó, sentada en la cama. —¿Y qué se supone que haga?
—Bueno. —Sonrió Shinobu, sentándose al borde de la cama. —Descansar, recuperarte, entrenar y esperar que tu catana esté lista.
—Está bien. —Aceptó a regañadientes, pues ya se encontraba aburrida de estar encerrada en esas cuatro paredes. —Solo espero que estos dos meses se pasen rápido.
—Esa es la actitud. —Felicitó a su amiga, luego, Shinobu se levantó y pasó a retirarse de la habitación. —Nos veremos pronto, _____.
Sin embargo, antes de retirarse por el pasillo, se detuvo al borde de la puerta. Casi se le olvidaba un pequeño detalle.
—Por cierto, te dejé un pequeño regalo en la mesita. —Comentó, apuntando a dicho mueble. Ábrelo cuando tu castigo haya terminado.
—Sí. —Asintió. —Cuídate mucho, Shinobu.
—Tú también. —Respondió, para finalmente retirarse por el pasillo.
Pasaron las horas y, esta vez, siempre había alguien vigilando a la cazadora. Solían cambiar cada par de horas, algunos charlaban con ella y otros, simplemente se limitaban a cumplir su trabajo; mas para _____, de alguna manera disfrutaba la compañía de cada uno de ellos.
El primer mes era con el fin de recuperarse por las heridas de sus últimas misiones y el segundo, más bien, una suspensión por interferir en el trabajo de un pilar. _____ esperaba un castigo un poco más fuerte, pero, el patrón fue bastante flexible con ella por esta ocasión. Fue entonces cuando la albina recordó el castigo que sugirió uno de sus antiguos maestros, específicamente, el penúltimo hasta la fecha: "Mi señor, considero un castigo más que apropiado expulsarla del cuerpo de cazadores".
El tan solo recordar a aquel hombre la hacía retorcerse de miedo.
Por otro lado, la albina bendecía la benevolencia del patrón que, a pesar de no conocerlo, entre los muros de aquella mansión oculta, podía sentir la suave y tranquila esencia de la máxima autoridad del cuerpo de cazadores. Eso la hacía tener bastante curiosidad por aquel hombre.
En fin, como no podía hacer casi nada más en aquella habitación, se la pasó durmiendo tal cual un oso en invierno. Muchos incluso pensaron que había muerto cuando veían que no despertaba por varios días seguidos; incluso tenían que levantarla con fuertes sacudidas. Debido a aquella situación, una vez, la misma Shinobu la despertó con un balde de agua fría. Así fue como pasó su primer mes.
En ese plazo de tiempo, la tercera superior se hallaba buscando a la albina, quien para su perspectiva se había desvanecido en el aire. "Por favor, es tan escandalosa que es imposible que haya desaparecido", ese era el pensamiento que recorría la mente del pelirrosa. Aquella actitud del demonio no pasó desapercibida para sus superiores, es más, las dos veces que bebió la sangre de la albina recibió fuertes reprendidas de su señor.
—Señor Muzan, le sugeriría que le tomara una mayor vigilancia. —Habló la mano derecha del rey de los demonios, inclinado frente a su superior. —Esas dos desapariciones son bastante sospechosas.
—No necesito preocuparme por la tercera creciente. —Respondió, mientras revisaba un par de tubos de ensayo. —Después de todo, él es como un perro fiel, siempre vuelve con su amo. Además, hasta ahora no me ha decepcionado con ninguna de sus misiones.
Un pequeño grado de libertad demostraba la preferencia del pelinegro en comparación a la segunda superior, quien continuaba con su castigo en esa misma habitación. Su sangre parecía una cascada, mientras que él permanecía clavado en uno de los muros. "Es una pena, parece que el señor Muzan tiene un favorito", pensó, mientras mantenía su sonrisa. "Ahora tengo curiosidad por las desapariciones del señor Akaza".
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HILO DE SANGRE (Akaza y tú)
FanficTras un inesperado resultado, ____, una cazadora de demonios, se ve obligada a hacer un pacto con uno: Akaza, la tercera luna superior. NOTAS DE LA AUTORA: Créditos al autor original del manga "Kimetsu no yaiba" y a los artistas de las imágenes.