Ya han pasado un par de días desde que se hizo el trato y el pelirrosa se encontraba meditando en lo más oscuro de una cabaña; disfrutaba de aquellos momentos de silencio, especialmente después de lo ocurrido con cierta cazadora. Aún resonaban sus fuertes llantos así como los constantes gimoteos de la chica en lo más profundo de su cabeza. Antes de conocerla pensó que solo los niños llegaban a hacer tal escándalo, pero, parece que estaba muy equivocado.
Hizo una mueca de disgusto al recordar sus ojos rojizos por el llanto, así lo que se dispuso a hacer otras cosas para mantener alejado los ecos de esos gritos; siendo exactos, practicar sus técnicas. Sin embargo, de un momento a otro se escuchó la cuerda de un biwa y junto con aquel sonido, este apareció en una de las tantas habitaciones del gran laberinto del castillo infinito, junto con la persona que menos le gustaría encontrarse.
—Es un gusto volver a verlo —sonrió, saludando a la tercera superior —, señor Akaza.
Douma se encontraba en el suelo de la habitación, mientras que no quitaba aquella sonrisa tan irritable para el otro demonio. Akaza simplemente se sentó en el suelo y se puso a esperar la llegada de su señor; ignorando así al sonriente de ojos arcoíris.
—Por cierto —habló, tratando de romper el incómodo silencio de la habitación —, ¿le gustó el pequeño regalito que le dejé? —Se refirió a la cazadora de cabellos blancos.
La tercera superior apretó sus puños con fuerza, mientras continuaba ignorándolo. Mantenía la vista al frente, sin expresar alguna emoción; sin embargo, las venas sobresalientes denotaban el fastidio del pelirrosa. Solo deseaba escuchar lo que tenía que decir su señor, para luego regresar tranquilamente a la paz de aquella cabaña.
—Sabes, esperaba que te la comieras. —Comentó, atravesándose en la vista de Akaza. —Era una humana bastante fuerte. Me la hubiera comido yo, pero, pasó uno que otro inconveniente y no pude; por si fuera poco, coincidentemente pasaba por tu zona.
Este volteo hacia la otra pared, mientras fruncía el ceño y sus venas nuevamente se agrandaban.
—Vamos, todos se alegrarían de saber que superaste...
En tan solo un segundo la cabeza del sonriente salió volando, mientras que, finalmente hacía presencia el demonio más fuerte de todos, Muzan Kibutsuyi. Rápidamente la cabeza de la segunda superior se regeneró, mientras que la otra luna pasaba a arrodillarse ante su señor; iniciando así su pequeña reunión.
Mientras tanto, _____ ha estado durmiendo en una de las habitaciones de la finca mariposa que servía como hospital. Los rayos del sol junto con el morado de las glicinias en su ventana la recibieron tras una buena siesta, era revitalizante para ella descansar después de lo sucedido hace unos días atrás. La joven intentó sentarse, pero la sensación en aquel monte se repitió; se sentía más pesada que una roca. Ahí fue cuando cayó en cuenta de que la mayoría de su cuerpo se encontraba vendado; sus brazos, piernas, tronco y frente se hallaban cubiertos en tela casi por completo.
Miró su alrededor y notó cuatro floreros llenos de un diferente tipo de flores en la mesita al lado de su cama. La consolaba saber que había gente que se preocupó por ella. Segundos después, se percató de la presencia del pelinegro; se hallaba bastante incómodo en aquella silla, pero a pesar de seguir dormido aún mantenía aquel rostro inexpresivo de siempre.
—Gyu. —Pronunció, esperando que despertara su hermano y así lo hizo, casi como si no hubiera estado dormido realmente.
Apenas abrió los ojos, el ojiazul se encontró con la gran sonrisa de la albina. Sus ojos brillaban de tan solo verlo, pues desde el incidente de su amigo no habían vuelto a cruzar palabra. El pelinegro abrió aún más sus ojos por aquel gesto, mientras que por un instante mostró una ligera sonrisa.
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HILO DE SANGRE (Akaza y tú)
FanfictionTras un inesperado resultado, ____, una cazadora de demonios, se ve obligada a hacer un pacto con uno: Akaza, la tercera luna superior. NOTAS DE LA AUTORA: Créditos al autor original del manga "Kimetsu no yaiba" y a los artistas de las imágenes.