Una manta robada y un poco de "magia de demonio" fueron suficientes para disfrazar a Akaza, quien apenas había ocultado sus tatuajes de la cara.
—¿Por qué no ocultas todos y ya? —Preguntó _____, acomodando la manta verde. —Eso lo haría más fácil.
—No me gusta hacer eso, además, por lo general casi todo aquel que me ve termina muriendo. —Respondió con la frente en alto.
La albina se quedó callada tras aquel comentario, pues era consciente del número de vidas que el demonio había arrebatado; sin embargo, le seguía pareciendo extraño que este mismo estuviera dispuesto a guardar el secreto de su sangre por un trato que, aparentemente, respetaba. Pasaron los minutos y, un "listo" por parte de la albina, le indicó a Akaza que ya podía moverse.
—No me quedó nada mal. —Comentó, tras ver como aquella manta parecía haberse convertido en un haori. —Pero, sigo pensando que ese gigantesco nudo de atrás te hace ver extraño.
—Está bien, no es la gran cosa. —Habló, mientras observaba algo sorprendido el trabajo de la joven.
—Y también el que estés descalzo...
—Cállate.
Finalmente, ambos salieron del callejón en el cual se encontraban y se pusieron en marcha para buscar al cazador. La gente que pasaba junto a ellos los miraba un tanto extrañada, puesto que, muchos notaban los curiosos tatuajes del pelirrosa; mientras que, se les hacía extraño que una jovencita se paseara por las calles con un kimono roto y desgastado. Se notaba bastante el hecho de que había estado en el bosque y sus ojos, como siempre lo han hecho, llamaban a varias miradas hacía ella.
—¿Qué no decías que yo llamaría la atención? —Habló entre dientes Akaza. —Más bien parece que eres tú la que me va a delatar.
—Claro que no. —Negó _____. —Más bien, les parece extraño el estado de mi ropa.
El de ojos ámbar soltó una pequeña risita por aquel comentario, mientras la ojiazules lo miraba bastante confundida.
—Sí que eres una humana bastante extraña.
_____ se limitó a ignorar aquel comentario y mientras tanto, ambos continuaban caminando por las diferentes calles de la aldea. Primero regresaron al bar de anoche, sin embargo, no encontraron al compañero de la albina. Preguntaron al dueño y a uno que otro de los que pasaba por la zona, pero todos respondían lo mismo, no sabían dónde estaba el joven de la noche pasada. Era simple llegar a la suposición de que la había dejado, y el pelirrosa así lo hizo; pero por su parte, la ojiazules se negaba a creerlo. Los ojos de _____ se llenaban de ira de tan solo pensarlo.
«Es como si no le importara en lo absoluto». Pensó, caminando apresuradamente.
—Oye, no crees que...
—Cállate. —Ordenó _____, quien estaba al borde de soltar unas cuantas lágrimas. —Conozco a ese tonto desde hace mucho, así que no creo que se haya ido así.
—¿Desde hace cuánto no lo ves? —Preguntó, curioso por la actitud de la albina frente a ese cazador.
—Eso no te incumbe. —Respondió, a la vez que sentía que a cada paso las lágrimas se le iban a soltar.
—Está bien. —Refunfuñó.
Tras aquellas palabras, el tatuado llevó a la cazadora de un ligero jalón hacia un lado de la calle. Akaza detestaba las lágrimas, en si, detestaba cualquier muestra de debilidad; es por aquel motivo que en un principio no le gustaba la actitud de _____. Lo sacaba de quicio el tan solo pensar que se iba a poner a llorar porque no encontraba a ese hombre.
ESTÁS LEYENDO
HILO DE SANGRE (Akaza y tú)
Fiksi PenggemarTras un inesperado resultado, ____, una cazadora de demonios, se ve obligada a hacer un pacto con uno: Akaza, la tercera luna superior. NOTAS DE LA AUTORA: Créditos al autor original del manga "Kimetsu no yaiba" y a los artistas de las imágenes.