Sproier y shippeo. ¿Hay algo mejor?

Amuleto.

Aunque llegaban a decir que estaba exagerando al sobre proteger a Roier con el tema del embarazo, Spreen tenía muchas razones para ello.
Y no era solo por odiar verle sufrir por los cambios hormonales, desde que supo de lo que era capaz Sapo Peta, se negaba a dejarle solo por más de 5 minutos e incluso cuando debía salir de emergencia le pedía de favor a sus amigos llegar de "sorpresa" a visitar.
Era una forma mas sutil para vigilar a su futuro esposo.

Si no eran Carre y Robleis, llegaba a pedírselo a Aldo y Mariana.
Hasta había formado una especie de amistad con Foolish y Slime, quienes aún si tenían dificultad en el idioma, hacían lo que podían, era divertido llegar a casa y ver como hacían mil estupideces queriendo hacer reír a Roier, claro, antes que Mariana terminará por llevarse a su esposo casi a rastras diciendo que era hora de "escuchar" música.

La casa nunca estaba sola y vale, que llegó a pensar en poner cámaras al rededor.
No exageraba, tenía mucho que perder.
Ya no era solo era perder al amor de su vida, era perder al fruto de su amor.

Y no es que creyera que Roier era débil y no podía defenderse, solo que el embarazo le ponía muchas limitaciones.
A pesar de lo que le dijeran los doctores, él no creía que fuera normal lo que le pasaba, pero claro.
¿Quién va a saber más?
¿Un doctor o un Ozito que nunca se ha embarazado?
Solo salían con sus comentarios de:

"Cada embarazo es diferente."

"Al ser primerizos todo les puede asustar."

"El cansancio es normal por los meses que tiene."

"Si por alguna razón hay riesgo en el embarazo nos daremos cuenta en un segundo."

Sus visitas al hospital se hacían más y mas usuales.
¿Así se había sentido su madre?
Sentía mucha emoción por ser papá, pero también tenía miedo.
¿Era capaz de protegerles?
Si bien no estaria solo en eso, tenía a sus padres y a sus suegros, había batallas que eran solo de él.

Roier había tenido demasiadas náuseas ese día, aunque solo quisiera beber agua parecía que su cuerpo se negaba a aceptarla.
Y se frustraba por ello.

- ¿Querés ir al hospital?
Quizás tengan que ponerte un suero y...- unas manos taparon su boca.
Las cuales beso suavemente y luego colocó sobre su cabeza dejando que el castaño jugará con sus orejitas de ozito, era un tipo de gustito del castaño, ¿Y él como iba a negarselo?

- Estoy bien, Spreen.
Solo mi estómago está sensible, estoy seguro que luego se me pasa.- le dió una sonrisa cansada enredando sus dedos entre los mechones de cabello.- Deja de preocuparte tanto, sé que te asusta que algo nos pase, pero te aseguro que estamos bien, estaremos bien.

El moreno intento sonreírle queriendo aceptar sus palabras, estaba queriendo acomodarse a un lado suyo dejandolo acurrucarse sobre su pecho, pero al tocar su mano nuevamente sintió como si algo le quemase.
Con cuidado levantó la manga de su sudadera notando algo extraño.

- ¿Quién te dió esto? Porque vos no usas este tipo de cosas normalmente.

Roier se mordió el labio inferior, había olvidado completamente que aún tenía el amuleto amarrado en la muñeca.
Y que decir de haberle contado a Spreen de ello.
Ya no habían tocado el tema de Sapo Peta desde hace semanas, era como si al apenas mencionarlo se sintiera la tensión en el aire.

- Por favor no te enojes, sé que debí decírtelo apenas pasó pero había tenido el mareo, estábamos viendo lo del tema del bebé con mis padres y no pensé que fuese algo malo. No sabía como siquiera tocar el tema.
Te juro que no quería causar más problemas.

- Roier, ¿Quién te dió esto?
Vos tenés que confiar en mí.

La mirada que le dió pudo asustarle un poco.

- Me lo dió... - tragó saliva cerrando sus ojos ya esperando los gritos. -Me lo dió Sapo Peta.

Y ahora que Roier le prestaba atención, ¿Cómo es que las flores habían cambiado de color?

Todo parecía tener sentido ahora...

¿Creyeron que la paz duraría para siempre?

Dedicación especial a: Mi Cucurucho del rol ❣️
Que sí, no sé como termine en un especie de relación con Cucurucho jsjs.
Pero es algo bonito.