Sproier y shippeo. ¿Hay algo mejor?

Primer beso.

Aunque les hubiera gustado no estar presentes ante la posible discusión de sus padres, sabían que tampoco era posible quedarse en el cuarto del castaño debido a las malinterpretaciones que podrían darse.

Aún así se quedaron cómodamente en el sofá, con un nervioso Spreen que dejaba ver sus orejas y cola de oso en cada momento que Roier se acercaba más de lo usual.

- No es que me moleste que seas un osito, pero me gustaría besarte.

Esto tomaba por sorpresa al pelinegro que luchaba con todas sus fuerzas por calmarse.
Él también quería besarlo pero los nervios le ganaban y terminaba siendo un puto oso.

Pasó su vista a lo que hacían sus padres, si es que estaban bastante ocupados podría dar el siguiente paso.
Aunque siendo sincero, le hubiese gustado hacerlo en otro momento, pero quizás si las cosas salían mal no tendrían otra oportunidad.
Le tomó del rostro intentando no lastimarle con sus garras, se había quitado incluso los lentes para verle a detalle y perderse en aquellos ojos tan expresivos y claro, como lo había dicho Carre, que parecían las estrellas más brillantes en el cielo.

Tomó aire sintiendo que todo dejó de existir, centrándose en el chico frente a él.

Como si todo pasará en cámara lenta de fueron acercando y sin poder evitarlo Roier soltó un pequeño gritito de emoción antes de unir sus labios en un tímido beso.
Quiso ronronear cuando sintió aquellos dedos tomarle por el cabello, evitando que quisiera alejarse, por fin había podido besarle y se sentía tan bien.

Sus orejas se movieron y su colita tal cual la de un perrito iba de un lado a otro.
Tuvo que colocar ahora sus manos sobre los hombros del castaño casi abrazándole queriendo hacer un ambiente romántico para compensar todas las veces que no pudieron hacer esto.

No saben por cuanto estuvieron así, sus corazones latian desbocados y el sonrojo ya había aparecido en sus mejillas.

- Wow...- le escuchó decir al alejarse, sus ojos brillando, sus respiraciones algo aceleradas por preferir seguir besandose que respirar.
Tuvo que soltar una risa dulce al notar lo emocionado que se puso.

- ¡MI NIÑO YA DIÓ SU PRIMER BESO!

Ambos voltearon asustados para ver que sus padres no perdieron detalle de su lindo avance en el noviazgo.
Gracias a los Dioses que solo fue un beso suave y no habían dejado que las hormonas ahora sí los controlarán.

- ¡SPREEN!- gritó Roier alejándose lo suficiente al ver el pelo salir .

Y el crujido del sofá fue lo siguiente en escucharse.
Al verse atrapado ahora tenía otro tipo de pánico y terminó siendo un oso más grande que de pura suerte no cayó encima de Roier.

- Debimos tomar una foto para enmarcarla.- dijo Vegetta acercándose hasta su hijo para asegurarse que no se hubiera lastimado.

- Si lo hicimos.- sonrió Luzu mostrando su celular.