El pasado dolerá si se lo permites.

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Roier estaba intentando asimilar todo esto, aunque por un lado estaba de "ahuevo chismesito", sabía que era un tema bastante complicado.
¿Acaso ninguna familia había tenido una vida normal?
Sus padres tuvieron momentos complicados, no conocía del todo la historia pero entendía lo jodido que fue.
Y justo ahora se venía enterando que Spreen había tenido un hermano mayor.

Quiso irse de ahí, darles su espacio, pero no se le permitió, Spreen le había tomado la mano queriendo que de alguna forma le diera fuerzas para escuchar aquella historia.
Ya era parte de la familia, incluso desde antes de ser pareja y lamentablemente con ello también eres de cierta forma parte de los traumas.

Además esto podría serles de ayuda, conocer ese pasado sería importante para formar su futuro.

- Cuando naciste no me despegue de tu lado ni un segundo. Pasaba horas cerca, olvidando incluso comer o dormir por el temor de perderte.
Veía tu carita, notaba esas orejitas de oso y...
Era como si lo tuviera en mis brazos nuevamente.

Hablaba pausadamente, seguía sintiendo una que otra lágrima caer por su mejilla, la cual era rápidamente borrada por un par de besos de su esposo.

- Yo seguía negandome a ir a terapia,decía cosas como:

Estoy bien, solo son los nervios.

Es que es un Ozito bebé y no puede estar lejos de mami.

Son cosas de híbridos, hay más apego.

Mi sobreprotección estaba rozando los límites de lo sano.
Es irónico, ¿No?
Me quejaba de que Lolito y Mangel tuvieran un hijo siendo que dejaron de ir a sus sesiones como si yo hubiera sido el más estable emocionalmente.

Escondió su rostro en el pecho de Veg, dejando que ahora él continuase, no podía ser el único en hablar.

- Lo que hizo a mi chiqui decidir ir a terapia fue lo que pasó cuando recién aprendías a caminar. Yo había salido a conseguir algunas provisiones porque faltaba muy poco para que comenzaran con su hibernación y rogaba porque mínimo en ese tiempo hubiera un descanso adecuado.
No me tardaría mucho, además estaban puestas las torretas, era temprano y tenías todo en tu cuarto de juegos.
Pero el cansancio ya le estaba cobrando factura a Rub.
Quiso cerrar sus ojos solo unos segundos y cuando reaccionó, se dió cuenta que ya no estabas.
Él no quería entrar en pánico pero pronto su mente le hizo una mala jugada.

- Yo no quería pensar en lo peor, además no podías ir tan lejos ya que apenas podías dar más de 5 pasos sin caer al suelo.

Tenías unas piernitas tan gorditas y chiquitas... - rió queriendo quitar un poco la tensión que sus siguientes palabras darían.- Creí que quizás de alguna forma lograste bajar las escaleras y buscabas a tu padre, eras un chiquillo travieso que quizás no sabía caminar pero trepabas árboles como un experto. Al llegar al filo de la escalera no sé si fue una alucinación o un trauma queriendo volver pero pude verlo.
Estaba cerca de la puerta mirándome, sus labios se movían pero no escuchaba nada, hasta que logré entender un :"es tu culpa".

Fue demasiado para mí, sentí que el aire me faltaba, mis piernas fallaron y caí por las escaleras.

No sé cuanto tiempo estuve inconsciente, ya que al despertar solo pude ver una habitación de hospital y luego a tí, llorando, estabas dándome de golpecitos en la cara intentando que abriera los ojos, traías contigo tu mantita y solo decías:

Sproier y shippeo. ¿Hay algo mejor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora