Una sorpresa.

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Aunque Roier decía que estaba bien y lo único que quería ahora era ver pagar al maldito que jodió su vida en múltiples ocasiones, en el fondo sabía que debía ir al hospital.
Toda la adrenalina que había sentido iba desapareciendo y con ello sus emociones parecían querer salir a flote y no, no se iba a romper nuevamente.

- Tenés que quedarte quieto.- le regañó Spreen volviendolo a acostar en la cama, habían tenido suerte que todo pareció salir bien. Sus hijos estaban sanos, Roier no tuvo tantas complicaciones y lo único que debían hacer era esperar a que les dijeran si tenía que quedarse internado por si acaso o era momento de darle el alta.

- Mira, Spreen Rubegetta Dobluque...
O cual sea el apellido que tengas.
Yo pari solo a esos bebés que ves ahí, los saque de dentro de mí y SI YO QUIERO IR A LA CAFETERÍA POR UNA GELATINA, IRE POR UNA Y SOPORTA.

El moreno le dió una mirada a Carre esperando algo de apoyo, pero este estaba más que entretenido poniéndole sus gorritos a los bebés mientras les decía: "más Minions para poder robarnos la luna".

Puso los ojos en blanco, es que nadie estaba cuerdo en este lugar.

- Tenés que descansar, sha dijiste, tú pariste al coso y la bolita, no podés ir por ahí como si nada y...- una mano sobre su boca le calló.

- Sabes que los padres de Rob se llevaron a Cellbit, tienen a su amigo también en custodia y Sapo Peta ya no es una amenaza.
No me va a pasar nada si me dejas ir por algo.

Le dió una pequeña mirada de cachorro, realmente seguía teniendo miedo, ambos lo tenían.

¿Ya se había resuelto todo?

¿Estarían bien?

- ¿Querés hablar de lo que viste?

El castaño quiso hacerse el desentendido o salir con algo como "No ví mucho tomando en cuenta que estaba pariendo."
Pero al verle a los ojos supo cual era el tema.

- Por fin entendí que no eran sueños.
Que realmente hubo otros bebés y... - se mordió el labio inferior intentando aguantar las lágrimas - me duele saber que olvidé la mayor parte de eso.
Si no fuera por los vagos recuerdos podría creer que Sapo había alterado mis memorias con esa máquina extraña que usó con mis padres.
¿Soy un mal padre?
Olvidé a mi hijo, a nuestro hijo.

Levantó la mirada notando como Spreen tenía varias lágrimas amenazando salir de sus ojos.

- Lo olvidamos, pero no por decisión propia.
Sabés que esto fue su culpa, que él quería evitar a toda costa que tuviéramos libre albedrío.
Solo que nunca espero que fuéramos más fuertes, tan iguales y a la vez tan diferentes de nuestros padres.
No podés quedarte con lo malo.
Sé que hicimos lo mejor por Bobby.

Ahí pudo sacar lo que tanto guardó.
Lloró como si fuera un niño pequeño mientras Spreen le abrazaba.
Dicha escena solo fue presenciada por Carre, desconocía varias cosas al tener que quedarse en casa cuidando de su familia, pero no era tonto.
Y es que él también tenia ciertas memorias de un pasado que quizás jamás mencionaria.

Ahora está era su vida.

No tenía porque extrañar lo que fue.
Él no había perdido algo tan importante como ellos.

Intentó no ser tan metiche al escuchar la conversación, prefería distraerse un poco al ver como Missa parecía querer abrazar a su hermanita, la cual, seguía sin nombre.
Y ojalá Spreen no saliera con la joda de ponerle literalmente bolita.

Sproier y shippeo. ¿Hay algo mejor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora