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"Perfecto te vemos allá."

Ay no...

Necesitaba una excusa perfecta para cambiarle la locación a Hugo y Laura.

"¿Crees que podamos vernos en un café?."

"Ahh, no te preocupes"

"Ya tenemos la reservación en el restaurante de la vez anterior, no hace falta."

Suspiré.

"No quiero dar molestias como ese día."

"No es nada, Mariana. De verdad."

"¿O pasa algo más?."

No podía mezclar lo personal con el trabajo.

"No, nada."

"No te preocupes."

"Entonces los veo allá."

Dejé el celular a un lado soltando un largo suspiro.

Ansiosa choqué mis uñas contra la madera de la mesa repetidamente.

Justo quería evitar verlo de nuevo.

Aunque, bueno... Nada me asegura que estará ahí.
Capaz y simplemente fue una casualidad ese día.

— No pasa na-da. — canturreé susurrando.

Con los ánimos un poco confundidos, un así tomé la decisión de no cancelar mis planes.

Hoy día haría un recorrería las calles de Culiacán, necesitaba conocer por lo menos por donde podría moverme para el trabajo y escuela.

Comencé a vestirme con algo cómodo pero bonito. No quería quedar fuera de presentación.


ALFREDO

Vertí solo un poco de tequila en el caballito. No quería empedarme, solo necesitaba relajarme.

Desde que volví a escuchar el nombre de Mariana, había estado un poco más pensativo de lo normal.

Tanto que hasta incluso mi amá de había dado cuenta. Era a la única persona a la que no le podía mentir. Me conocía a la perfección.

Con el pasar de los minutos y con otros traguitos de más, lo admito, los recuerdos fueron llegando.

Y por recuerdos, me refiero a esos recuerdos.


FLASHBACK

Sentía varias punzadas por alrededor de mi cabeza.

La poca luz que entraba por un pequeño hueco de las cortinas me empezaba a enfadar demasiado al querer abrir los ojos.

¿A caso estoy en medio de una cruda siendo tan joven?.

Empecé a contar mentalmente desde diez para abrir los ojos. Pero en medio de esa cuenta regresiva, recordé lo que había pasado anoche.

Precisamente que Mariana había estado aquí.

Ahora ni siquiera me había importado la cruda. Me senté sobre la cama buscándola con la mirada, pero para mi perra suerte sólo estaba yo.

Algo curioso levanté la cobija para comprobar que no había sido solo un sueño. Me encontraba semidesnudo, pues solamente traía mi camisa puesta y las demás prendas estaban tiradas en el suelo.

Me tendí sobre la cama soltando un suspiro.

Por fin había podido tenerla tan cerca y sentirla. Y ahora por ponerme pedo, no recordaba lo suficiente.

Pero no me arrepentía... No me arrepentía de haber estado con ella.

...

Después de despertarme bien y bañarme, bajé para poder comer algo picosito, que era lo que más se me antojaba.

Me fui directo a la cocina y desde acá podía ver como mi amá le decía algo a quien era encargado de cuidarnos. A los pocos minutos entró a la cocina buscando algo.

— Días, amá... ¿Y el Iván?. — le pregunté mientras pelaba mi plátano.

— Empieza a empacar lo más indispensable ya. Nos vamos de aquí. — en la mano traía la llave de la gaveta.

Algo no andaba bien.

— ¿Qué pasa?.

Quiso hablar, pero se calló y suspiró profundamente.

— Tu papá se fugó. — sentí que la sangre me bajó hasta los pies — Necesitamos irnos.

— P... Pe... — estaba en shock.

— Patrona. — llegó el mismo hombre — Ya llegó la avioneta a la pista. Ya nos tenemos que ir.

Asintió.

— Súbete al coche, Jesús. Yo sólo voy a sacar la maleta para irnos. — trataba de sonar tranquila. Aunque en realidad, sabía que no estaba nada tranquila.

— Pero, ¿E Iván?. — no me sentía seguro de dejarla, aunque fueran solo unos segundos.

— Iván ya se fue con su novia, joven. — respondió aquel.

— Ya, ya. Ya vámonos. — dijo sacando la maleta donde había dinero — No hay que hacer tanto tiempo.

Asentí sin siquiera procesar aun lo que estaba pasando.

Fue tan rápido como llegamos a la pista, pues cuando menos lo pensé ya estábamos en el aire rumbo a Sinaloa.

Y nadie sabía hasta cuándo podríamos regresar.

Mi estómago sintió algo extraño al recordarla.

Después de lo de anoche, tenía en claro que quería y necesitaba hablar con ella. Quería cambiar las cosas entre los dos.

¿Y por qué no?. Intentar algo con ella.

Estaba más que convencido que me valía madres lo que pensaran aquellos pendejos. Era lo de menos.

Volveré por ti, Mariana.

FIN DEL FLASHBACK


Y jamás cumplí mi palabra. Nunca volví a pisar Zapopan, dicen por ahí, ni por el cambio regresé.

Estoy tan seguro que sigue estando igual de chula como cuando éramos morritos. Y la única forma de quitarme la espinita es buscándola, volviéndola a ver. 

Pero, ¿Y si ella ya hizo su vida?. ¿Y si está con alguien más?.

Sí o sí, debía encontrarla.

Cerré los ojos centrándome en mi respiración. Estaba logrando mi objetivo, me estaba relajando.

Cuando el ruido de las zapatillas por el pasillo me hizo volver a la realidad. 

Veía como Sofía meneaba sus caderas mientras se acercaba hacía donde yo estaba, mientras me buscaba con la mirada.

— Fredy. — habló juguetona.

Pero Iván tenía razón.

No podía lastimar a Sofía.

¿Me recuerdas? - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora