Capítulo 7.

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—George esos huesos son muy grandes para el perro, lo quieres matar o ¿Qué?

—Pero a él le gusta ¿verdad? —mira a Casimiro con una sonrisa cómplice.

No lo puedo creer, lo que tengo que soportar por está cosa peluda que está en mis brazos. Ya llevamos un buen rato aquí en el super de mascotas y todavía no hemos decidido que llevar, no nos ponemos de acuerdo, lo único que tenemos son las croquetas y eso es porque fue el doctor nos ayudó, sino, ya sería otra pelea.

—No seas idiota y deje eso, ve por los pequeños—le advierto.

—Ya está bien, como digas mamá de Casimiro.

—Vuelves a decir eso y te quedas sin lengua.

—No digas eso en frente de nuestro hijo, sabes que le puede ocasionar un trauma.

—Tú empiezas con tus cosas.

—Solo digo la verdad.

Antes de poder contestarle, él se aleja y se va a la sección de juego yo voy detrás de él con la mirada de querer asesinarlo.

—Quita esa cara, puedo sentirla hasta de espaldas—exclama.

Ruedo los ojos y me pongo a su lado.

—Esto es lindo—digo agarrando un oso que tiene 4 patas simulando un pulpo.

George lo mira con desagrado.

—Si quieres traumatizarlo creo que si es buena idea—lo dice con sarcasmo—. Eso está horrible Susan, parece un oso drogado.

—No exageres, está increíble, además a Casimiro le gusta—se lo muestro y él quiere ya agarrarlo con la boca.

—No, no, no—me lo quita de las manos—. Eso no vamos a llevar le puede dar miedo.

—Al único que le da miedo es a ti.

Me mira mal.

—No me da miedo, solo que me da una sensación rara, es raro el peluche y terrorífico.

—Gallina.

—¡No soy una gallina!

—Eres el único que se queja por un peluche que ni siquiera es para ti.

—Pero va a estar cerca de mí.

—Gallina.

Él me fulmina con la mirada y deja el peluche en su lugar.

—Tú tampoco me dejaste llevar los huesos.

—Porque eran demasiado grandes—contesto, obvia.

—Cómo sea, eso no vamos a llevar, aquí tenemos más opciones, mira este está increíble—agarra un elefante muy espantoso.

—Está horrible.

—No lo está, esto está mejor que tu oso pulpo del terror.

—Al menos era original y a él le gustaba, pero eso parece un elefante mal formado.

—Ahora tú eres la que te quejas por un peluche que no es para ti.

Muerdo mi mejilla.

—Es diferente.

—Es lo mismo.

—No puedo creer que ni para esto nos ponemos de acuerdo—tiro mi cabeza hacia atrás.

—¡Ya sé! —exclama chasqueando los dedos.

—Me da miedo tus ideas.

—Podemos hacer que él decida, en fin, de cuentas va hacer su peluche no nuestro.

Luz En La Oscuridad [✓] Libro#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora