Dos días después.
Observaba a La Diosa moverse con soltura a lo largo del escenario, los hombres allí presentes estaban idiotizados con el movimiento de sus caderas y, debía admitir que ella también lo estaba. Aunque su relación inicialmente con esa mujer no había sido la mejor, logrando coincidir en algunas opiniones y hasta el momento la relación entre ellas había mejorado considerablemente, podían tener conversaciones amenas, cortas pero amenas.
Una preocupada Erika se acercó a ella y le pidió la acompañara al despacho de su tía. Melody la siguió pero Erika se quedó afuera mientras ella entraba a la oficina.
La señora Bella como de costumbre observaba la pantalla de su computadora, ella se sentó enfrente y aguardo.
─Sé de tu situación, Melody – Ni siquiera la miro cuando dijo esas palabras.
─Señora Bella...
─No puedes seguir trabajando aquí en tu estado ─ Dijo con firmeza mirándola por primera vez ─. Esta noche recibirás tu pago por todo el tiempo trabajado, pero no puedes seguir trabajando aquí.
Asintiendo, ella firmó el documento legal donde se estipulaba el motivo de su despido. Recibió el pequeño sobre amarillo que la señora Bella le extendió y se levantó, salió hasta la barra y miro a Erika con tristeza, quería llorar, pero no se permitiría hacerlo frente a todos ellos.
Su amiga la abrazó y le entrego las llaves de su departamento, más tarde se encontrarían allí.
Ella salió bajo la oscuridad de la noche y después de despedirse de Groger fue hacia la primera estación de autobús más cercana, solo quería estar en casa y echarse a llorar.
Al día siguiente.
─ ¿Qué te sucede niña? – Melody deja de triturar la papa para observar a la mujer de edad avanzada, a su lado. Sus ojos reflejan tristeza pero ella sonríe un poco para ocultarlo.
─Nada, estoy bien – Regresó a su tarea anterior.
─Puedo ser vieja, pero no tonta – Dijo tomándole la barbilla para elevarla y hacer que la mirara ─. ¿Qué te sucede Melody? – Había preocupación en su mirada.
Los ojos de la castaña se humedecieron y mordió su labio inferior intentando contener el llanto. Se sentía abrumada por todo lo que había sucedido en muy poco tiempo, ella sentía que sus fuerzas se acababan, que no podía seguir más. Pero luego recordaba al pequeño ser que crecía en su interior y se prometía seguir intentándolo, por él, por su pequeño.
Suspirando un poco dejó a un lado el puré de papa y se dirigió a la mujer que estaba a su lado mirándola a la espera de una respuesta.
─No tengo empleo ─ Un nudo se formó en su garganta al pronunciar esas palabras ─. Anoche me han despedido del trabajo que tenía, mi jefa se ha dado cuenta de mi estado y me despidió. No sé a dónde ir o por dónde comenzar, estoy igual que hace unos meses cuando buscaba un empleo – Dijo apretando los labios ─. Y tengo miedo, ya son casi cinco meses de embarazo, ¿quién podría darle trabajo a una mujer en mi estado?, ¿Qué voy hacer? – Bajo la mirada mientras con su mano retiraba las lágrimas que se habían escapado de sus ojos.
La mujer conmovida la abrazo, intentándole transmitir apoyo con ese gesto. Luego de unos minutos cuando Melody se calmó, se separó un poco y dijo:
─Creo saber dónde puedes encontrar trabajo, espérame acá.
Melody observó a la mujer alejarse hacia el salón en donde solían reunirse, los minutos pasaron y ella todavía no regresaba.
Cuando ella sonreía a la pequeña bebé de seis meses mientras le daba puré de papas, la señora Nurys regresó y le extendió una pequeña nota, con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Dean Michelakis
RomanceMelody Croswell ha perdido todo cuanto había construido, su trabajo, su hogar, todo lo que ella conocía como su vida soñada se ha desboronado en tan solo segundos. Ahora tiene que enfrentarse a su nueva realidad, sin saber que esto también cambiará...