Capítulo XXI

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Al día siguiente.

Los hermanos Michelakis no habían dormido en toda la noche intentando descubrir dónde estaba Melody.

Rebekah estaba un poco cansada, había tomado no más que breves recesos para no perjudicar tanto su vista debido a que, de todos era la que estaba frente a un computador intentado rastrear a Melody a través de su teléfono pero hasta los momentos no había obtenido buenos resultados, el aparato estaba apagado y ella así no podía hacer mucho. Frustrada se recostó en la silla, la espalda y la vista le dolían a partes iguales pero necesitaba encontrarla, tenían que encontrarla porque ella estaba metida en ese lio por su familia.

Cerró los ojos intentando descansar un poco la vista, tenía sueño y su cuerpo le pedía un descanso. Pero no podía, tenía que estar alerta, en algún momento ese teléfono podría emitir una señal y ella debía captarla rápidamente.

Freya la miro desde la ventana de la habitación, ella estaba igual de cansada había recorrido la parte norte de la ciudad mientras Dean se encargaba del este, Seattle era grande y encontrarla de ese modo era casi imposible, pero necesitaban buscarla de alguna manera ya que la tecnología no les ayudaba mucho.

Ellos visitaron los peores barrios de la ciudad, preguntaron, amenazaron e incluso sobornaron pero nada, Melody no estaba por ninguna parte.

Mientras sus hermanas analizaban todas las probabilidades de lo que podrían encontrarse una vez la hallarán, Dean estaba comenzando a desesperarse, él sabía que era cuestión de horas o incluso minutos para que las noticias no sean tan favorables. Necesitaba encontrarla ¡le urgía encontrarla! Se sentía desesperado, la angustia y por qué no decirlo, el miedo de poder perderla lo estaban consumiendo.

De pronto, el computador de Rebekah emitió un pequeño sonido de alerta captando la atención de los presentes.

─ ¿Qué es eso? – Preguntó Dean confundido por el sonido.

─Su teléfono se encendió ─ Informó la rubia incorporándose para teclear rápidamente y dar con la ubicación ─. Ya tengo su ubicación – Dijo desplegando un mapa a través de la gran pantalla.

Melody Croswell.

Melody se removió incómoda al estar tanto tiempo en esa posición, su cuerpo estaba entumecido, tenso y sentía dolor, mucho dolor.

De repente una luz iluminó por breves minutos el suelo del lugar, confundida y aturdida observo la luz sin comprender qué era eso. Hasta que la luz se fue comprendió lo que era, su teléfono se había encendido, ella intentó moverse para ver si tenía algún efecto en su teléfono pero este no volvió a emitir ninguna luz e incluso si hubiera logrado encenderlo estaba atada, no podría pedir ayuda con él.

Agotada y débil dejó que la oscuridad se apoderara de ella otra vez, ya no sentía tener fuerzas, estaba deshidratada y sus músculos le dolían de una forma horrible, ya no podía más.

Dean Michelakis.

Con un disparo certero Trent rompió la cerradura del lugar, informando a las personas adentro que habían llegado pero a él no le importaba, nadie de esa familia saldría viva de allí ya se había asegurado de ello.

Él siguió a Trent por el lugar con cuatro hombres detrás de él cubriéndolo, protegiéndolo. Ellos caminaron con cautela por el tenue lugar, sabía que esos imbéciles estaban listos para la guerra y él se había ido preparado para todo, lo único que deseaba era encontrarla y cubrirla entre sus brazos, saber que ella estaba viva, no se perdonaría si algo le había sucedido por su culpa, por el mundo que desde que era un niño había escogido.

Dean MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora