Capítulo XXIV

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Al día siguiente.

Estaba sintiendo algo incómodo entre sus piernas porque el bebé todavía era tan pequeño que no podían verlo a través de un ecosonograma normal con gel sobre su vientre, sino que fue necesario colocar un transductor entre sus piernas y poder así ver al bebé.

─Aquí está el pequeño ─ Dijo la doctora señalando una pequeña mancha blanca.

«Si no lo señala, no me doy cuenta nunca» Pensó para sí misma.

─Tienes un tiempo aproximado de semana y media ─ Dijo moviendo ese incómodo aparato en su interior ─. Su tamaño es el adecuado y por lo visto se encuentra en muy buen estado, es todo un guerrero ─ Sonrió al escuchar eso, sí, su pequeño era un guerrero.

La doctora siguió inspeccionando el estado del bebé y luego de unos minutos retiro el incómodo objeto.

─Muy bien Melody, te recetare algunas vitaminas y una lista de alimentos que puedes comer, lo más importante ahora es cuidar de ese pequeño y de ti ─ Dijo quitándose los guantes ─. Puedes vestirte con calma, te esperaré afuera ─ Ella asintió y la mujer salió de allí dejándola sola en el pequeño cubículo.

Cuando terminó, salió y se sentó en la silla que estaba dispuesta frente al escritorio de la mujer.

La doctora le explicó con detalle cómo debía tomarse las vitaminas y cuáles eran las más importantes, también le especifico los alimentos acorde a su estado y cómo estos afectaban de acuerdo al avance del embarazo.

─Al ser madre primeriza ¿podrían haber complicaciones? – Preguntó con temor, era algo que no abandonaba sus pensamientos.

─En cualquier embarazo hay complicaciones graves o mínimas, pero las hay. Por eso ─ Abrió una gaveta y extrajo unos papeles de allí que le extendió ─, debes seguir al pie de la letra lo indicado en estos folletos además de lo que ya te he recetado y te prometo, que el embarazo irá muy bien.

─Gracias ─ Dijo aceptando los folletos.

Una enferma la acompaño de regreso a la habitación, mientras ella era transportada en una silla de ruedas por políticas del hospital.

Erika ya estaba en la habitación cuando ella regreso.

─ ¿Cómo te fue? – Preguntó al verla entrar junto a la enfermera.

─Pues, ya tengo la primera foto de mi bebé ─ Dijo mostrándole la ecografía que le entregó la doctora.

La morena la tomó entre sus manos y con una sonrisa la observo, ella estuvo en silencio por lo que parecieron minutos hasta que finalmente habló:

─Aquí está mi sobrinito o sobrinita ─ Sonrió, Melody le regreso la sonrisa.

─Aquí está mi bebé ─ Puso la mano sobre su vientre.

─ ¡Voy a ser tía! ─ Exclamó antes de ir hacia ella para abrazarla.

Junio de 2016.

Ella se despierta apresurada con un único objetivo: el inodoro.

Corre hacia él y se arrodilla para dejar salir todo lo que tenía en su estómago, esa era la segunda vez que le sucedía en lo que iba de día. Con un poco de dificultad se levantó del suelo y le dio a la palanca para que todo el contenido se fuera de allí, o volvería a vomitar de solo verlo.

Se acercó al pequeño espejo de su baño y se notó el rostro algo pálido, aunque era de esperarse con los despertares que tenía últimamente. Arrojó un poco de agua a su rostro para refrescarse, luego cepillo sus dientes y volvió a mirarse al espejo, parecía que el color había vuelto a ella solo un poco, pero lo suficientemente aceptable como para que nadie sospechara lo que estaba sucediendo tenía que ahorrar antes de que el embarazo se viera descubierto.

Dean MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora