Capítulo XXXI

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Seattle, Estados Unidos.

Dean Michelakis.

El avión aterrizo hace treinta minutos, llevaba apenas veinte en el vehículo e internamente estaba agradecido por estar cerca de su destino. Se sentía nervioso, asustado y ansioso, no sabía cómo sería el ambiente allí adentro pero no podía irse a esa reunión sin antes verlo.

El vehículo aparcó en el estacionamiento del hospital en donde estaba su pequeño recluido.

Su pequeño, pensó para él con una sonrisa en los labios.

Su hermana le había informado que una enfermera lo llevaría hasta el área de bebés en donde él estaba en una incubadora, se suponía que no era horario de visitas pero su hermana pudo convencer al dueño de ese hospital con una buena suma de dinero.

Apenas entró al lugar una chica pelinegra con traje de enfermera se acercó a él con una sonrisa.

─Señor Michelakis, lo estaba esperando – Dijo moviendo su cabello a un lado, él la miro imperturbable.

─ ¿Dónde está mi hijo?

Sorprendida, lo miro boquiabierta. Tal parecía que él no iba allí a socializar con ella.

─Sígame ─ Dijo con un poco de molestia en su voz.

Ella lo guió por los largos pasillos de aquel hospital, cruzaron algunos pasillos y no fue hasta que cruzaron a la derecha luego de subir unas escaleras que vio el área de bebés y escucho el llanto de algunos otros.

Se detuvieron frente a una ventana en donde se veía a los pequeños llorando y soltando lágrimas, algunas enfermeras entraron para calmar a los bebés. Había cinco bebés en total, pero estos se identificaban por sus nombres y su hijo más que nada por la incubadora en la que estaba metido, él descansaba plácidamente sin importarle el llanto de sus compañeros, se veía tan pequeño y frágil, tan hermoso.

Logan vestía un enterizo color azul que hacia juego con su gorro blanco y guantes. Sonriendo miro a ese pequeño hombrecito, su pequeño.

─Si lo desea puede cargarlo, solo tendríamos que ponerle un cubre bocas porque ya no es necesario el traje completo – Dijo la mujer a su lado sin apartar la mirada de él, aunque él solo tenía ojos para su hijo ─. Por fortuna el niño ya está fuera de peligro así que no habría inconveniente alguno.

Él miro a la mujer con una sonrisa en sus labios.

─Me encantaría poder cargarlo ─ La chica asintió y lo guió hacia un salón de enfermeras que quedaba cerca de allí, luego de darle un cubre bocas ambos ingresaron al área de bebés.

Las enfermeras que estaban allí lo observaron sin decir nada, el llanto de los niños había cesado, ahora descansaban sobre sus cunas, despiertos pero tranquilos.

La pelinegra lo llevo hacia el pequeño bebé de cabellos castaños que mantenía sus ojos cerrados, sonrió al verlo más de cerca.

─Es hermoso, ¿está dormido? ─ Le preguntó a la enfermera que lo tomó entre sus manos.

─No, solo que el pequeño se niega a abrir sus ojos ─ Se acercó a él para entregárselo con cuidado ─. Por algún motivo que desconocemos Logan se hace desear – Rió ella un poco, pero Dean no le hizo caso solo miraba al pequeño que se acurrucaba contra su pecho.

Él sostenía a Logan con un poco de torpeza, era la primera vez que interactuaba con un bebé, ni siquiera con sus hermanas cuando eran tan pequeñas.

El pequeño olía a talco de bebé y crema, él puso su pequeña mano sobre su saco sacándole una sonrisa aún mayor.

─Hola bebé, papá está aquí contigo – Sonrió.

Dean MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora