Capítulo XXXII

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Al escuchar esas palabras se arrancó el antifaz y luego se giró hacia él, preocupada. Dean al ver su rostro alarmado frunció el ceño, no pensó que sería esa su reacción al ver que la había reconocido, él iba hablar pero ella puso su mano sobre su boca.

Llevo un dedo a sus labios indicándole silencio y miro hacia Trent y Hank que estaba a la derecha del pelinegro.

Ella lo miro a los ojos y sin emitir palabra, articuló:

Síganme.

Sin saber por qué tomó esa actitud ni por qué se quitó el antifaz la siguieron, él sostuvo su mano en silencio mientras ella caminaba guiándolos hacia la salida más próxima.

Melody cerró los ojos al pasar por la chica que ahora estaba siendo violada, lo lamentaba por ella y ahora agradecía no ser ella, pero tenía que sacarlo de allí, tenía que proteger a Dean.

Ella por fortuna se había estudiado un plano del lugar y sabía la existencia de un punto ciego para el FBI, la azotea, el lugar tenía cuatro pisos en construcción arriba de ese en donde se encontraban, sabía por lo escuchado que los pisos no se comunicaban sino por una escalera provisional que no estaba en muy bien para soportar tanta gente, por eso no eran más que unos cuatro oficiales los que estarían allí y ella había ido preparada.

─Estamos por llegar, solo esperen un momento – Dijo Gerard al otro lado.

─Melody qué pasó con el antifaz – Preguntó la mujer, pero ella ya había dejado ese antifaz muy lejos de ellos.

─A mi cuenta entramos ─ Indicó Gerard y ella metió la mano para llegar a la liga que se encontraba oculta por su vestido, sacó el arma y soltando la mano de Dean apuntó hacia el frente, ya estaban frente a la puerta.

─ ¿Qué...? – Ella le volvió hacer una señal para que guardara silencio y él no hizo más que desenfundar su arma y apuntar, hacia donde ella lo hacía. Trent y Hank estaban alerta.

─ ¡Ahora! – Ordenó al otro lado de la línea.

La puerta se abrió de improviso pero a los guardias no les dio chance de atacar, Melody los interceptó disparándole uno a uno en un punto visible del cuello que tenían entre el cubre bocas y el chaleco. Los hombres detrás de ella la vieron impresionados, ella le hizo una señal para que la siguieran.

─Melody, ¿dónde estás? – Preguntó Gerard al otro lado, pero ella solo quería que él saliera de allí.

Con cuidado y apresurados por gritos y disparos que se escuchaban en el interior del local, subieron por las escaleras hasta llegar al último piso que daba hacia la azotea.

Ella se giró y lo miro, lo tomó del cuello de la camisa para acercarlo a sus labios. Sus besos la hicieron mirar el cielo otra vez, y sentir que estaba ardiendo de pasión, de necesidad, sentía que estaba volviendo a vivir.

Cuando se separaron volvió a ponerle la mano en los labios para que no hablara, escucharon el sonido de un helicóptero que aterrizaba sobre el techo y ella sonrió. Lo miro y sin decir nada desabotono su vestido, descubriéndose en un conjunto deportivo de short y top acompañado de cables, Hank y Trent miraron hacia otro lado.

Ella retiró los cables de su cuerpo y tiró el micrófono a un lado. Lo piso, se volvió a cubrir y después dijo:

─Vamos, tienes que salir de aquí – Ordenó caminando hacia la escalera.

Cuando llegaron a la azotea se encontraron con un pequeño helicóptero negro, la puerta se abrió y ella sonrió. Miro hacia el griego y le hizo una seña para que subiera.

─Anda, tienes que irte – Miro a Hank y Trent detrás de él –. Tienen que irse.

─Pero tú...

─Estaré bien Dean.

Dean MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora