Capítulo I

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Holis gente hermosa, quiero saludarlos y darle paso al primer capítulo actualizado, principalmente mi tarea es recordarles que las actualizaciones se harán poco a poco y que los capítulos que hallan sido modificados serán identificados por números romanos.

Sin más que acotar, espero disfruten la lectura. Un abrazo enorme, ¡chao!


Seattle, Estados Unidos.

Febrero de 2016.

Hacía frío, bueno era muy común en Seattle para esas fechas recién saliendo del invierno de diciembre, aunque necesitaba un poco de calor para su alma que ya estaba bastante rota para ese entonces, había perdido todo, su trabajo, el calor de un hogar, su madre y todo lo que la hacía feliz. Ahora estaba sola, caminando por las pobladas calles de aquella ciudad buscando un trabajo, ¿el problema? Nadie quería darle trabajo debido a su arresto, incluso cuando esté era injustificado pero quedaba registrada en el sistema, por lo que no tenía de otra que informarlo.

Melody llevaba horas yendo de tienda en tienda buscando un empleo, eran las cinco de la tarde y su búsqueda parecía no tener fin jamás. Debido a su historial tras las rejas, había sido echada y humillada de muchos lugares a los que había acudido por trabajo, las personas se sentían superiores a ella, pero si ellos supieran la verdad, si tan siquiera la dejarán explicarse pero claro, eso era mucho pedir para imbéciles como ellos.

Frustrada una hora después camino hasta la parada del autobús, ya era lo suficiente tarde como para seguir buscando trabajo y en el proceso ser humillada por gente insensible. Sentada en el autobús, sacó su pequeño monedero para pagar el pasaje al conductor, miro su tarjeta de débito y suspiro porque lo único que le quedaba era para hacer la compra de esa semana y pagar el apartamento en donde vivía, luego de lo acontecido había casi rogado para que no la echarán de allí también, sino ya estuviera en la calle y lo último que deseaba era darle un motivo aquel hombre para que la dejará sin un techo en donde vivir.

Ya en el apartamento dejo las llaves sobre la pequeña encimera y sin encender las luces camino hasta la habitación que era de su madre, con una lágrima descendiendo por su mejilla derecha se recostó en la cama y abrazando su almohada se permitió recordar.

─Mamá ─ Llamó nada más regresar a la casa luego de su trabajo, pero ella no contesto.

Desconcertada, dejó las compras de la cena con cuidado sobre la encimera y se dirigió hacia la habitación de su madre sin pensar jamás en lo que se encontró. Su madre estaba en el suelo con los ojos y la boca abierta, sus delgados brazos uno estaba estirado y el otro sobre su pecho, dando inicios del motivo de su muerte.

Ella estaba vestida con una bata azul cielo, misma que ella le había obsequiado hace pocas noches por su cumpleaños. Melody se dejó caer de rodillas ante el cuerpo inerte de su madre, con temblor tomó su pulso solo para constatar lo que su mente se negaba a aceptar, su madre estaba muerta. Con lágrimas en los ojos la tomó en brazos y lloró, gritando la injusticia de este mundo y por qué su madre se tuvo que ir así, no le dio tiempo ni siquiera de despedirse.

Sus gritos alertaron a los vecinos, quienes llamaron a la policía y cuando estos llegaron, todo fue un caos. Se la llevaron esposada como si ella fuera la culpable, ¡como una criminal! La separaron del cuerpo inconsciente de su madre para ponerla tras las rejas, estuvo encerrada por tres días, tres malditos días que le sirvieron para perder no solo su trabajo, sino también la vida como la había conocido desde que tenía memoria.

El forense había determinado que la muerte de su madre se debía a un ataque cardiaco, ¡ella ni siquiera sabía que su madre sufría del corazón! Aparentemente su corazón había comenzado a fallar desde hace ocho meses, el mismo tiempo que tenía ella de haber abandonado su trabajo en el FBI, trabajo que abandonó a petición de su madre.

¿Por qué nunca vio indicios?, ¿Por qué no vio señales? Tal vez si se hubiera fijado más, si hubiera estado más pendiente se habría dado cuenta, ¡joder! Que ahora estaba sola por ser tan ciega, si tan solo la hubiera cuidado más. Pero ya no podía lamentarse más, su madre había muerto y eso no tenía marcha atrás.

Ojalá la tuviera, pensó para su interior.

Días después.

Observaba el pequeño papel entre sus delgados dedos, había pasado cuatro días y seguía sin encontrar trabajo alguno. Estaba desesperada, necesitaba un empleo pronto o lo siguiente que sabría es que estaría mendigando en la calle un plato de comida y esa idea no le gustaba para nada.

No muy convencida pero sabiendo que necesitaba el dinero, reviso otra vez el papel en sus manos.

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¡Es tu día de suerte! Estamos buscando personal para laborar en nuestra sede Pretty Girl, contáctanos para mayor información.

Aquel trozo de papel era morado con pequeños detalles en lo que parecía un color dorado, en el fondo se veía la silueta de una mujer en un tubo, el cual era el logo de aquel burdel, porque sí, era un jodido burdel. Melody revisó otra vez aquel papel y suspirando anotó el número en su teléfono móvil, marco aquel número con la esperanza de que no solo hubiera vacante para el puesto de bailarina, porque si no allí sí que estaba perdida y comería como perro en la calle.

─Bueno, habla con Erika Flores de Pretty Girl ─ Dice la voz de una chica al otro lado de la línea ─. ¿Con quién tengo el gusto?

─Hola, soy Melody Croswell y le llamó para saber sobre las vacantes que se encuentran disponibles ─ Dijo mirando a los pequeños jugando a su izquierda. Estaba sentada en una banca en el pequeño parque que queda cerca de su calle.

─ ¡Oh, sí! Déjame revisar si todavía tenemos vacantes ─ Se escuchó un poco de ruido al otro lado de la llamada ─. Dame un minuto ─ Dijo atropelladamente.

─Sí, está bien ─ Melody aguardo unos minutos esperando que sí existiera alguna vacante, ella necesitaba trabajar, le urgía mejor dicho.

─ ¡Listo! ─ Dijo la chica al otro lado cuando encontró lo que estaba buscando ─. Oh, no tenemos vacantes para bailarinas mi reina ─ Su tono de voz era triste y a Melody se le aguaron los ojos al saber que no había posibilidades pero de nada ─. Bueno, tenemos una vacante como barman pero...

─ ¿Barman? ─ El rostro de Melody se iluminó con una sonrisa de esperanza ─. Yo, yo he sido barman podría trabajar como eso ─ Dijo apresuradamente, temiendo que luego el puesto no estuviera disponible.

─ ¿Enserio? Oh bueno, ese puesto está disponible así que podrías venir, ¿mañana por la mañana? Para que la dueña del local te entreviste y todo eso ─ Rio la chica al otro lado.

─Sí, sí claro voy mañana ─ Dijo levantándose de la banca con una sonrisa.

─Perfecto, hasta mañana reina ─ Se despidió y colgó sin esperar su respuesta.

Melody sonriendo guardó el teléfono en su pequeño bolso y emprendió el camino hacia su casa o eso iba hacer hasta que alguien la tomó del brazo y sintió el frío característico de un arma en la parte baja de su espalda. Contuvo la respiración al no prevenir esa situación.

─Sigue todas mis instrucciones y no te pasará nada malo, muñequita ─ Susurro cerca de su oído, instándola con el arma a caminar alejándose de las personas de aquel parque.

Dean MichelakisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora