Finales de noviembre de 2016.
Ya había pasado poco más de un mes desde que comenzó el trabajo en la guardería y tan solo dos días desde que tuve que dejarlo. Ya tenía siete meses y medio de embarazo, y hace tan solo unas noches había tenido un pequeño susto como la vez anterior, su doctora le había recomendado el reposo absoluto por lo que allí se encontraba, mirando la televisión con evidente aburrimiento.
Cambiaba los canales sin ver nada en realidad mientras acariciaba su abultada panza, su pequeño la noche anterior había estado un poco inquieto haciendo que no pudiera dormir muy bien, pero era normal considerando lo avanzado que estaba su embarazo.
Lo malo de no poder dormir bien era la dirección que tomaba sus pensamientos, él aparecía en ellos recordándole lo que no pudo ser, lo que no fueron. Una familia feliz.
Últimamente Dean se colaba más constantemente en sus pensamientos, él la atormentaba por las mañanas, las tardes y las noches. No había momento que la dejará en paz, momento en el que no anhelara el tacto de sus manos, el calor de sus abrazos, la respiración sobre su cuello, lo suave de su cabello y el sabor de sus labios. Lo extrañaba, claro que lo extrañaba.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron pero ella lo amaba y era algo que no podía borrar de su corazón con nada, y no quería hacerlo tampoco.
Algo acalorada, por la dirección que estaba tomando sus pensamientos se levantó para ir por un vaso de agua, pero no logro colocarse de pie porque un dolor agudo le golpeo en el centro de su vientre, haciéndola sentarse otra vez.
Un grito salió de lo más profundo de su garganta mientras llevaba una mano hacia esa zona y sentir la húmeda que había. Volvió a gritar cuando otro dolor la volvía a golpear, lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas y el dolor cada vez era más asfixiante, insoportable.
Ella intentó incorporarse para tomar el teléfono que había en la mesa al lado del sofá a tan solo dos pasos de ella, pero no podía, cada vez que hacía un movimiento el dolor era peor.
De pronto la puerta se abrió mostrando a una tranquila Erika que llegaba con bolsas de compras del supermercado, la morena dejó las llaves sobre la encimera de la cocina y camino hacia la sala, nada más llegar hasta el lugar observó a la castaña con lágrimas y mucho sudor corriendo por su frente.
─ ¡Mel! – Gritó ella corriendo a su lado, pero Melody ya había perdido el conocimiento.
Erika llamó a la ambulancia mientras tomaba el pulso de su amiga, con desesperación explicó a la persona al otro lado de la línea sobre la situación. A los pocos minutos los paramédicos entraron al apartamento, revisaron las pulsaciones de Melody y luego de mirarse entre ellos la subieron a una camilla para llevarla lo más pronto posible al hospital.
Erika se había quedado en todo momento con su amiga y en el camino llamó a la doctora, informándole de la situación, por eso cuando llegaron la mujer estaba preparada para atender de urgencia a la castaña. Se habían llevado a su amiga a una sala detrás de unas enormes puertas de metal, ella esperaba sentada en la sala de espera abrazando el bolso donde estaba todo lo necesario para el bebé.
Minutos después apareció Groger junto a Alicia, esa noche ella la había pedido libre para poder hacer las compras y estar con su amiga, por fortuna había sucedido con ella allí.
─ ¿Cómo está? – Preguntó Groger llegando hasta ella.
Alicia los observaba en silencio.
─No sé nada aún, ella estaba inconsciente cuando llegué al apartamento ─ Comenzó a sollozar al recordar a su amiga, no quería perderla ni al bebé.
La pelinegra se puso a su lado y la abrazo, ella le tenía mucho cariño a Erika, había sido un encanto con ella todo ese tiempo.
─Estará bien, ya verás – Le susurro, prometiéndose mentalmente hablar con su hermano sobre Melody, ya estaba cansada de su actitud infantil.
Los tres se quedaron en la sala de espera aguardando hasta obtener noticias, Groger había comprado algo en la cafetería y les había llevado algo para comer. Necesitaban mantenerse despiertos y con energías para cuando les informaran que todo había salido bien, porque esperaban que todo saliera bien.
Cuatro horas después el llanto de un bebé inundó el lugar, una llorosa y nerviosa Erika se levantó de su silla y caminó hacia la enfermera que salió de donde tenían a su amiga. Ella les informó que tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia a Melody y que por fortuna todo había salido bien. Su amiga necesitaba descansar y el bebé estaría en cuidados por un mes aproximadamente debido a lo prematuro que era, pero que dentro de poco desde las incubadoras podrían verlo.
Una hora después los tres estaban frente al área de bebés en donde en una incubadora, el pequeño Logan dormía plácidamente con la ropa azul marino que le había comprado su mamá. Era un momento de sentimientos encontrados, por un lado estaba Erika feliz de ser tía y contenta por su amiga, por otro estaba Groger que se encontraba maravillado con el pequeño que dormía en esa incubadora y por otro estaba Alicia, que desde ese momento se prometió amar y cuidar a su sobrino, era tan frágil y el primer sobrino que tendría, estaba enamorada de él y esperaba que cuando su hermano se enterara de su existencia, él también se enamorara de su pequeño bebé.
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Dean Michelakis
RomantikMelody Croswell ha perdido todo cuanto había construido, su trabajo, su hogar, todo lo que ella conocía como su vida soñada se ha desboronado en tan solo segundos. Ahora tiene que enfrentarse a su nueva realidad, sin saber que esto también cambiará...