Entro a la habitación encontrándose a la castaña durmiendo entre las sábanas de aquella gran cama, se parecía a la escena que había visto horas atrás solo con una diferencia, ella estaba vestida y la luz del atardecer se filtraba por la terraza que había allí.
Sin hacer mucho ruido se quitó el calzado decidido a darse un baño, había tenido que salir muy temprano por negocios familiares pero ahora estaba de regreso y aunque deseaba tocarla prefería que durmiera, más tarde ella tendría que trabajar hasta altas horas de la madrugada. Con ese pensamiento en mente se adentró al baño quitándose la ropa a su paso.
Al salir del baño una vez duchado y con una toalla cubriéndolo desde su cintura, se encontró con que Melody ya se había despertado. Ella estaba de pie en la terraza observando los grandes edificios que se elevaban a su alrededor, estaba tan ensimismada que no lo sintió acercarse sorprendiéndose cuando acaricio su brazo derecho.
─ ¡Dios! No te escuche acercarte ─ Dijo encontrándose con su mirada azul como el cielo.
─Eso es porque estabas ensimismada en tus pensamientos, ¿qué pensabas? ─ Quiso saber colocándose a su lado.
Las mejillas de ella se sonrojaron delatando un poco sus pensamientos y ocasionando que él sonriera imaginándose lo que había en esa cabecita.
─Entonces, ¿qué pensabas? ─ La incitó tomándola de la cintura y acercándola hasta su cuerpo en donde la beso con lentitud, dejando muchas promesas guardadas.
Ella respondió a su beso llevando ambas manos hasta su cuello rodeándolo para profundizar el beso. Él la pegó más hacia su cuerpo haciéndola sentir la erección creciente entre sus piernas.
─Pensaba en lo bien que la pasamos ayer y en cómo me gustaría repetirlo ─ Susurro todavía contra sus labios.
─Sus deseos son órdenes ─ Dijo antes de inclinarse y tomarla por las piernas, elevándola para que enroscara sus piernas alrededor de su cintura.
Con poco esfuerzo la llevo hasta el interior de la habitación donde la dejo caer en la cama sin despejarse de sus labios, él se encargó de quitarle toda prenda que ella llevaba hasta que la dejó desnuda para él.
Se separó un poco para admirar su cuerpo está vez con mejor claridad deteniéndose en cada pequeño detalle para que este quedará grabado en su memoria. Con una sonrisa se inclinó y tomando su pierna derecha la colocó sobre sus hombros posicionándose así de mejor forma entre sus piernas para tener un mejor acceso a sus labios internos, él la miró desde esa distancia y en la mirada de ella solo había espacio para el deseo, un deseo crudo y puro que lo incitaban a cometer los más deliciosos pecados con esa castaña.
Motivado por su mirada acercó su rostro a sus labios internos, primero uso su lengua para estimularla pero luego de unos pocos minutos introdujo dos dedos en su interior sintiendo su humedad y estreches rodearlos. Dean la acaricio con su lengua y la estimulo con sus dedos, cuando consideró que ya estaba lista se alejó en busca de un preservativo, estaba ansioso por entrar en su interior otra vez.
Con el preservativo puesto se introdujo en ella, poseyéndola en varias posiciones y haciéndola gemir y jadear junto a él, quien también gruñía un poco por el placer que estaba sintiendo.
Cuando llegaron al orgasmo se sintió satisfecho, liberado. Ella le sonrió y él se recostó a su lado, rodeándola por la cintura para atraerla a su cuerpo donde la dejo descansar, donde ella se dejó abrazar.
Todavía tenía tiempo, todavía tenía tiempo antes de ir a trabajar. Se repitió internamente antes de dejarse envolver en los brazos de aquel atractivo pelinegro.
Días después.
Había pasado casi una semana desde su encuentro con Dean, desde aquel día no lo había vuelto a ver, ni en el burdel ni en ningún otro lado, era como si se hubiera esfumado y no sabía si eso era su culpa. Sabía que no podía esperar amor ni nada de eso y claro que no lo sentía, pero tampoco había esperado que él desapareciera sin más, sin dejar ni siquiera una nota de despedida.
ESTÁS LEYENDO
Dean Michelakis
RomanceMelody Croswell ha perdido todo cuanto había construido, su trabajo, su hogar, todo lo que ella conocía como su vida soñada se ha desboronado en tan solo segundos. Ahora tiene que enfrentarse a su nueva realidad, sin saber que esto también cambiará...