180 DÍAS PARA ENAMORARME [+18] [LIBRO 1][TERMINADA]

🧁 27. DELICIOSO 🧁

DIEZ CAPÍTULOS PARA TERMINAR A PARTIR DE AHORA. DISFRUTAD ❤️

IRINA

Tres días no bastan. Me hace falta mucho más tiempo para asimilar que soy la Modelo de Louis Vuitton. Todavía no me puedo creer que esto me esté pasando a mi.

Yo, que soy una cualquiera, representando una de las mejores Marcas del País. Del mundo entero. Yo, que hasta hace un mes no sabía ni mantenerme en pie sobre una pasarela. Yo, que soy una adolescente básica. Sin dinero, sin estar codeada de lujos y riquezas. Yo, que vivo para servir. Yo, que nunca he tenido una familia estable. Yo, que me aprovecho de mi jefe y de su dinero para obtener algo parecido a lo que tienen ellos. Yo, la misma que se esconde de dicho jefe durante un mes. La misma que se lo tira, sin pensar en las consecuencias de que tiene mujer y diecisiete años más que yo. La misma que no sabe donde tiene la cabeza.

¿Irina Laurents desfilando por la alfombra roja de París? Spoiler: nada puede salir bien.

Le agradezco a Levi que me deja en casa de Camille como en los viejos tiempos. Ya que Travis está al tanto de mi paradero de nuevo, el cual es su casa, no es necesario que nos sigamos escondiendo en el Teatro. Aunque he de decir que me gustaba ensayar allí. Me hacía sentir más importante.

Todavía no la he visto desde que volvimos de la playa. Ha tenido que resolver unos asuntos importantes antes de poder dedicarme el tiempo necesario.

Al llegar, me recibe con una sonrisa y con buenas palabras, como siempre. No me canso de decir que Camille es una gran mujer. Como tampoco me canso de pensar que no se merece que Travis le haya quitado el puesto. Además, se le nota en la mirada mientras me observa cambiarme. No debe estar pensando nada agradable porque su mirada está teñida de pena, añoranza y algo de rabia.

– Camille – me acerco cautelosa – Podemos convencerlo entre las dos.

– No pasa nada, puedo sobrellevarlo. Además, no quiere ni verme.

– Si me niego rotundamente, no le quedará otra que buscarte de nuevo.

– Me gustaría que saliese de él, no porque no tuviera más opciones. No te preocupes, de veras. Tengo otros proyectos.

– Ninguno tan importante como este. Yo no soy tu sustituta ni de lejos, Camille. Jamás llegaré a estar a tu altura.

– Nadie llega a ser como nadie. Tú tienes que llegar a ser tu misma.

Con eso finaliza la conversación y la música empieza a resonar en los altavoces. Dejo caer mis hombros con un suspiro y me coloco para empezar a ensayar.

Los primeros quince minutos lo hago bien, sin pausa, sin prisa y como me ha enseñado todo este tiempo.

Cumplo los treinta minutos y el tacón se me tuerce, haciendo que caiga al suelo.

– Me he desconcentrado – me apresuro a justificarme.

– No pasa nada. Te levantas y sigues.

Acepto su mano como ayuda para levantarme y vuelvo a colocarme en un extremo de la pasarela, con ella a mi lado.

– Si por lo que sea, me pasa esto en el gran día...

– Te levantas y sigues – repite.

– Me moriría de vergüenza – me paso una mano por los ojos.

– No serías la primera ni la última en caerse. Pero no pienses en eso ahora.

– Ya llevamos mes y medio y mírame – gruño señalando mis rodillas magulladas.

– Falta otro mes y medio más. Lamentándote no vas a conseguir nada.

La música vuelve a sonar y me dispongo a seguir. Una vez que me desconcentro, se me hace difícil volver a coger el hilo. En dos o tres ocasiones ralentizo el paso para equilibrarme, pero la siguiente vez vuelvo a caer de bruces al suelo. En vez de erguirme como siempre, me quedo tumbada, con los brazos estirados y las piernas también. Me siento una estrella ahora, y no en el mejor sentido.