🧁3. PASTELITO🧁

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IRINA

Mis tres amigos se callan en cuanto la puerta se abre y entra el médico.

– Irina – sonríe - ¿Cómo te encuentras?

– Bien, en comparación a como vine – asiento.

– Ya tenemos todos los resultados. ¿Me dejan a solas con ella, por favor?

Los trillizos asienten sin rechistar dejándome sola con el médico.

– ¿Es grave? - pregunto asustada - ¿Me voy a morir?

– No – se ríe y se sienta en la silla – no es nada de eso. No te precupes.

– Vale – suspiro de alivio – Dime entonces.

– Tienes una enfermedad llamada dermatomiositis.

Mi cara es un cuadro. Mi cerebro va echando leches intentando juntar todos los engranajes, pero me resulta imposible. No sé que es. Parece ver mi confusión y sigue hablando.

– Es una enfermedad inflamatoria poco común – explica – No tiene cura, pero sí un tratamiento que te va a ir poniendo mucho mejor y tendrás menos episodios duros.

– ¿De qué trata? - pregunto confusa.

– Básicamente, se caracteriza por debilidad muscular y por salpullido cutáneo.

Abro los ojos con sorpresa y ahora todo cuadra en mi cabeza. En muchas ocasiones, me he sentido más cansada de la cuenta. Como si hubiese corrido un maratón o me hubiesen dado una paliza.

También, en algunos periodos, me he notado rara la piel. Me ha salido salpullido y ha parado de picarme.

– ¿Y los desmayos y la falta de apetito? - pregunto.

– Eso va a parte. Hemos estudiado tu caso, y esta enfermedad te produce anemia crónica. Es la falta de oxígeno en tus glóbulos rojos. Eso hace que te sientas más débil de lo normal, y en vez de marearte levemente, se junta con la dermatomiositis y te produce los mareos severos y desmayos. También quita el hambre la mayoría de las veces.

– Me temo que tampoco hay cura – arrugo la boca.

– No – niega lentamente – Pero con las patillas, y hierro que vas a tener que tomar, deberías mejorar. No aseguro que no vuelva a pasarte, pero si en menos proporción.

Suspiro y asiento. Es lo que me toca. Tengo que aprender a convivir con ello.

– ¿Llevas toda la vida sintiéndote así? - pregunta.

– No. Quizá unos... tres años. Más o menos.

– Bueno – se levanta con una mueca – No gusta vivir así, pero hay que afrontarlo. Al menos, no es algo grave o peligroso. Espero que sepas llevarlo
de la mejor manera posible.

– Gracias – asiento con media sonrisa.

– Esta tarde redactaré el acta del alta. Mañana por la mañana, podrás marcharte.

– Gracias – repito.

Sale y mis amigos entran como huracanes. Tengo los ojos llenos de lágrimas. Estoy agusto aquí, no quiero irme. Mis amigos se preocupan pero rápido les tranquilizo y le cuento con mis palabras todo lo que me ha dicho el médico.

– ¿Eso significa que vas a seguir desmayándote? - pregunta Eliot con una mueca.

– Si – trago duro – No me va a querer nadie...

– No digas eso – me regaña Wendy.

Se me escapa un sollozo y los tres me abrazan a la vez. En la última casa que estuve trabajando, me echaron justamente por esto. Había días en los que no podía hacer gran cosa por mi cansancio. Claro que antes no tenía idea de esto.

180 DÍAS PARA ENAMORARME [+18] [LIBRO 1][TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora