180 DÍAS PARA ENAMORARME [+18] [LIBRO 1][TERMINADA]

🧁 28. ESPERANZA 🧁

IRINA

Toda tranquilidad se esfuma cuando observo por mi ventana como entra al jardín uno de los coches de Travis. Es el que ha faltado todos estos días, por lo tanto, el que se llevó Aurora.

Me he estado haciendo la idea de que iba a volver a verla, incluso debería haber llegado hace días, pero su retraso no me ha beneficiado. Lo sé porque noto como mi interior tiembla levemente y el corazón me va más rápido que antes.

Siempre he pasado de Aurora, nunca la he tenido en cuenta más allá de la parte laboral y la parte que me toca aguantar. Es más, nunca le he tenido miedo. Pero las últimas imágenes suyas golpeándome llegan con fuerza a mi mente.

No me gustaría pasar por lo mismo, y no por miedo, sino porque sé que la próxima vez no me achantaré ni me detendré. Le devolveré cualquier golpe que quiera darme. No pienso quedarme como la última vez, humillada y empequeñecida. Puede mandar sobre mi en cierto ámbitos, pero no dejaré que pase más por encima de mi, mucho menos físicamente.

Pienso en quedarme encerrada en mi habitación, pero pienso que es una tontería ya que no puedo hacerlo por siempre. En algún momento tendré que salir y enfrentarla. Y es mejor ahora que después. Cuanto antes me la quite de encima, antes podré respirar de nuevo con tranquilidad. O eso espero.

Me reúno con los demás en el salón y Nina me ofrece su apoyo dándome un abrazo y diciéndome palabras tranquilizadoras al oído.

Travis me ha dejado claro en más de una ocasión que no me va a echar de nuevo, pero ya no me fío de su palabra. Ha hecho tantas cosas mal, que me espero una más.

Me daría mucha rabia, porque justo hace una semana rechacé una buena oferta de trabajo. Estoy segura de que allí no hubiese tenido problemas como en esta casa.

– Todo va genial – escucho que le dice Aurora a Travis, antes de entrar al salón – Tenemos inversores y compradores nuevos. La última colección está arrasando, sobretodo en tiendas de España.

– Estupendo.

– ¿Cómo ha ido por aquí? Apenas me has llamado.

Esas palabras me hacen reconfortarme un poco más. Me debería dar igual si han hablado o no, pero aún así me alivia saber que no lo han hecho.

– Hablaremos en otro momento, en privado.

Las entrañas se me retuercen al pensar que van a volver a compartir cama. Cada noche, cada maldito momento. Ojalá pudiera cambiar eso. Lástima que no tenga derecho.

Mis músculos se tensan en cuanto la veo entrar por la puerta, todavía sin prestarnos atención. Lleva una camisa blanca metida por una falda negra de tubo. El pelo lo lleva recogido en un moño perfecto y sus tacones de aguja relucen ante los azulejos impolutos del suelo.

Si alguna vez Travis busca en mi lo que vio en ella en su momento, no lo llegará a encontrar. Arrugo la boca cuando paseo la vista rápidamente por mi atuendo. Pantalones grises, anchos de deporte – con un agujero en la entrepierna que nadie sabe – una sudadera sin marca y un moño también, con la diferencia de que está despeinado.

– Al menos dime que has encontrado asistenta. No quiero estar más tiempo sin...

Se detiene cuando gira la cabeza y sus ojos se clavan en mi persona. Trago seco y no bajo el mentón. No puedo dejar que me vea asustada.

– Te dije que no te preocuparas por eso. He cumplido mi palabra de tener una asistenta cuando volvieras.

Travis me mira con un brillo burlón en sus ojos, pero lo ignoro y me concentro de nuevo en Aurora, que tiene la cara pálida, la mandíbula casi desencajada y los puños blancos de tanto apretar.