🧁 8. CASTIGO 🧁

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IRINA

Estoy a tiempo de renunciar. ¿O no? ¿Qué pasa si rompo el contrato y me marcho? ¿Tendré represalias? ¿Me harán la vida imposible?

Pienso que no tengo nada que perder si me voy de aquí. Bueno, sí, cuatro mil euros todos los meses, pero... creo que aguantar a semejantes energúmenos debe estar mejor pagado.

Además, en otra casa también cobraré, ¿no? Alomejor no lo mismo, pero... estoy dudosa. Necesito consejo de mis amigos, aunque algo me dice que ya sé cuál va a ser.

Vieron la actitud de Travis anoche y han asegurado que no hay ser más gilipollas que él. Me lo han dicho esta mañana por una cantidad de mensajes.

Hasta Ava que se moría por sus huesos, ha dado a entender que ya no lo hace. Me da la razón en que su personalidad chafa al físico. Hablaré luego con ellos más detenidamente.

También lo haré con Nina. Quiero saber su truco para haber aguantado tantos años a su lado.

He hecho todas mis tareas que tenía pendientes, y ahora estoy tumbada en mi cama. Hoy estoy especialmente cansada. Le echo la culpa a mi enfermedad. Me estoy tomando las pastillas correspondientes, todos los días, pero es cierto que me dijo el médico que podía tener momentos malos. Ahora es uno de ellos. Siento mis músculos débiles y mis extremidades cansadas. Espero que pronto deje de sentirme así. Llevo pocos días como para que ya empiecen a ver esta actitud. No me conviene con los señoritingos.

Cuarenta y cinco minutos después de no hacer nada y observar el techo blanco de mi habitación, me levanto encontrándome mejor.

Travis me dijo que hoy tenía que acompañarle a algún lugar, pero como todavía no ha requerido mi presencia, me tomo la mañana libre.

Salgo de casa y me encamino hacia el centro del barrio. Quiero empezar a comprar cosas para decorar mi habitación.

Encuentro una tienda de hogar y sin dudar entro en ella. Como tengo ahorros y sé que dentro de poco voy a tener bastante dinero, arraso con todo lo que deseo.

Llevo marcos para fotos, un reloj para el escritorio, tres macetas con plantas artificiales – rosas en concreto – dos peluches pequeños, dos juegos de sábanas – uno rosa y otro gris – tres cojines de pelo blancos para mi cama, y por último y lo que más me gusta, una estantería.

Ahora que voy a tener dinero, significa que voy a poder comprarme libros físicos. Vale, sí, significa que no voy a rechazar el trabajo. No puedo cuando con este dinero puedo ir empezando a cumplir cada uno de mis sueños. Siendo realista, creo que en ninguna otra casa me pagarán de igual manera.

No puedo llevar yo sola la estantería, así que un hombre dependiente de la tienda me ofrece subirme a su camión y llevarme a casa, para así llevar la compra pesada.

El hombre abre los ojos impresionado al ver la mansión frente a nosotros. Lo miro entendiéndolo. No es para menos.

– ¿Tienes a alguien que te ayude a subir esto? - pregunta cargando con el mueble.

– Voy a mirar. Dame un segundo.

Entro a la casa y está en completo silencio.

– ¿Travis? - pregunto en voz alta - ¿Nina?

Nadie contesta. Dejo las demás bolsas en mi habitación y salgo para decirle al hombre que me ayude. Espero que no me echen por haber metido a un desconocido en casa. Aunque no creo que se den cuenta.

Cuando deja la estantería en una de las paredes de mi habitación, lo acompaño a la salida, le pago y le doy las gracias infinitamente por su amabilidad. Si todos fueran así...

180 DÍAS PARA ENAMORARME [+18] [LIBRO 1][TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora