180 DÍAS PARA ENAMORARME [+18] [LIBRO 1][TERMINADA]

💸 26. CONFIANZA 💸

TRAVIS

Me seco las manos en la toalla antes de coger el móvil, que suena con una llamada entrante de Aiko.

– Qué – respondo borde.

– ¿Dónde estás?

– Donde no te interesa. ¿Qué quieres?

– ¿Sigues enfadado?

– ¿Tu que crees? - pongo los ojos en blanco.

– Soy tu único amigo.

– Eras. Dime que quieres.

– Han vuelto a robar.

La boca se me queda medio abierta y la rabia empieza a bullir dentro de mi.

– Tenemos que vernos – vuelve a hablar.

– ¡Eres un despojo humano! - exclamo con furia.

– Ha sido por la noche, yo no estaba. No había nadie.

– Hay puertas con sistemas de seguridad más grandes que las del puto Palacio de Buckingham. Y todo está hecho para que nadie pueda entrar a robar. De ser así, habrían saltado las alarmas.

– Han debido desactivarlas de una forma profesional, porque ya te digo que nadie ha sido avisado de nada. Por lo que veo tu tampoco.

– ¿Se han llevado mucho? - pregunto mientras empiezo a hacer mi maleta lo más rápido que puedo.

– La última colección que llegó nueva el mes pasado. También unos zapatos y un bolso de último modelo. No nos supone ninguna catástrofe, pero se están riendo en nuestras narices. No solo se mofan con los guardias de seguridad, sino que se burlan de la seguridad telemática.

– No abras la sede hoy. Mantenla cerrada hasta nuevo aviso.

– Insisto, tenemos que vernos y buscar soluciones.

– Iré a tu casa lo antes posible.

Le cuelgo, cierro la maleta y bajo hasta la planta de abajo. Salgo al exterior y observo a Irina tomar el sol, con un bikini morado, sus gafas nuevas y sin ninguna preocupación aparente.

No hemos hablado desde hace cuatro días, el día de mi inversión en ella. Desde el último momento que la besé y toqué en el mar, no me he vuelto a acercar ni ella a mi tampoco. Supongo que las cosas son más fáciles si estamos separados.

Aún así, prefiero esto a tener que volver a París y no poder verla cada segundo que quiero. Allí no la voy a tener a mi entera disposición.

– Arriba – la levanto de un tirón – Nos vamos.

– ¿Qué cojones haces? - me pega un manotazo para que la suelte.

– Tenemos que marcharnos – la agarro de la muñeca.

– Pues ahora no quiero irme de aquí.

Veo que se va a tumbar de nuevo pero de una sola maniobra la subo a mi hombro. Se empeña en que la lleve así y yo no tengo ningún problema.

– ¡Bájame, loco! - golpea mi espalda.

– No repito dos veces una misma cosa.

– ¡Se andar sola! - chilla.

– No me lo has demostrado.

La suelto cuando estamos en el interior. Se aleja trastabillando y mirándome con odio.

– Recoge tus cosas. Cinco minutos tienes – digo saliendo por la puerta.

– ¡No puedes ser siempre tan exigente!