Capítulo 5

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Tal vez el perro ladró tan fuerte que alguien llamó a la policía, o quizá la empleada que  contraté esta tarde olvidó algo y regresó; o ¿será que Tae-rim regresó a casa y me  encontró?

Puede ser que haya abierto directamente la puerta de mi estudio sin haber mirado la  nota que dejé. Debí haberme visto terrible, esparcido en el sofá que estaba cubierto  con el plástico, no sé si mis ojos estaban en blanco, si me salía espuma de la boca, o si  mis pies ya se habían tornado morados.

Entonces, ¿Se habría sorprendido Tae-rim?  ¿Llamaste a una ambulancia para llevarme al hospital?  Como para comprobar mi hipótesis, escuché la voz de Tae-rim a la distancia. Lo  escuché, hablando en voz baja como si estuviera en una llamada telefónica.

“Sí”

La respuesta fue corta, “Estamos en un hospital ahora” Y la explicación también.  De repente sentí muchas ganas de llorar. Me sentía tan resentido y odiaba tanto a  Cheon Tae-rim.

´Simplemente déjame morir, déjame a un lado y vas a encontrar una nueva pareja.  Esperaba que encuentres un Omega que te gustara Tae-rim, uno con el que tengas  afinidad, y que sean capaces de hablar de muchas cosas y al final te cases de nuevo…  Pero, ¿qué es esto? ´

Sin embargo, el resentimiento solo se vierte en mí, porque no tengo el valor de abrir los  ojos y enfrentarlo.  En ese momento me di cuenta hasta qué punto estaba dañado y lo débil que podía ser.

Me pregunté si había otro momento en mi vida de vergüenza e ira, que haya sido  impulsado por mi mala suerte, y la respuesta era ´no´.

Quise suicidarme no para escapar  de mi matrimonio, si no para comprobar la reacción de Tae-rim.  Ah, ¿qué diría mi padre si lo supiera? Podría golpear mi mejilla y patear mis pies.

Seguramente soltará un comentario venenoso parecido a “¿Cómo puedes no vivir tu  vida tal como te la diseñé?” y gritará algo como “Si quieres morir, hazlo  correctamente”.

Porque deshacerse de un cadáver en secreto es fácil, pero no puedes  esconder a las personas que son llevadas al hospital, eso es algo que ha dicho siempre.

Estaba preocupado sobre cómo manejaría las acusaciones que vendrían. Con solo  pensarlo mi cuerpo tembló y mi sangre hirvió.

“Kang Hae-ah, ¿me escuchas?”  De repente, la voz de Tae-rim sonaba a mi lado, y mis cejas se movieron en reacción a  su voz. Sentí como su cálida mano se acercaba a mí, mis ojos se abrieron de golpe y me  alejé tratando de evitarla,

“Ay” Golpeé mi cabeza contra la cabecera de la cama.

Sentí como mi cara y cuello enrojecían, estaba acurrucado tratando de alejarme y  Cheon Tae-rim se sorprendió por mi reacción; su sombra profundamente inclinada  cubría la parte superior de mi cuerpo. Fue sólo entonces, que vi la manta de algodón  atrapada en las manos del señor Tae-rim.

Pronto mi mente quedó en blanco, me sorprendió el hecho de que estuviera tratando  de arreglar la manta, pero un hecho que me golpeó es que este Tae-rim no era el Cheon  Tae-rim que era mi esposo.

“¿Kang Hae-ah?”

El hombre que estaba llamándome definitivamente era él. Mide alrededor de 2 metros  de altura, tiene los hombros anchos como los de un atleta y manos grandes, una cara  hermosa como si hubiera sido tallada delicadamente, espesas pestañas y unos ojos  negros que miraban siempre hacia abajo y eran difíciles de leer. Él era Cheon Tae-rim.

Pero, como ya lo sabía, él no era mi esposo.  Lo estaba evitando literalmente, porque me sentía abrumado por la distancia. Tae-rim  que estaba en la dirección opuesta, levantó la parte superior de su cuerpo y yo miré  alrededor. Como era de esperar, estaba en una habitación de hospital con una bolsa de  suero colgando sobre mí conectada a mí brazo.

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