Capítulo 37

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No hubo necesidad de besos, ni caricias o juegos previos. Mi cuerpo ya estaba expuesto para él, y él ya tenía una erección que parecía doler. Sujete con la mano izquierda la excitación del Sr. Tae-rim.

El Sr. Tae-rim tembló,ante mi silencioso permiso. De repente, mi cuerpo giró boca abajo; debido a eso, tenía las manos entrelazadas detrás de mi espalda completamente extendida.

"Ugh"

Volteado, boca abajo sobre una sábana esponjosa, me arrastré hacia adelante. Estaba pensando en apoyarme sobre mis rodillas y levantar el trasero para que el Sr. Tae-rim pudiera sentirse más cómodo...

El agujero de mi parte trasera, que nunca había considerado ser rozado por un pene, ya se estremecía, incapaz de ocultar la anticipación.

Y como si hubiera interpretado mis acciones en una señal para iniciar una carrera, el Sr. Tae-rim gimió con impaciencia. Tiró de mi mano empuñada, tan fuerte como pudo. Yo tenía los brazos atrás, mi pecho elevado y mi cintura estaba doblada.

"Sr. Tae-rim, Sr. Tae-rim, espere..."

Tan pronto como abrí la boca para calmarlo, caí sobre la sábana. Su gran mano apretó mi nuca. Tenía la mejilla presionada contra la sábana empapada de saliva.

Acostado en posición recta me dio un golpe en las nalgas, pude sentir su toque. En ese momento, mis ojos se enrojecieron. Por la anticipación que sentía, mi corazón latía con fuerza.

De mi pene, el líquido preseminal seguía fluyendo y la situación detrás mío no era diferente. Podía sentir al Sr. Tae-rim, frotar sus genitales a través del resbaladizo agujero de mi trasero. Seguí fluyendo ese líquido con el toque de la carne caliente y pesada.

Y si lo insertas rápido... Tan pronto como lo estuve deseando, mi espalda se puso rígida y un calor se me subió sobre el pecho.

Pero el Sr. Tae-rim no escuchó inmediatamente mis deseos. Había soportado por un tiempo el celo de un Omega, que incluso jadeaba después de haberse preparado a aceptar al Alfa. Se puso de pie y se quedó mirando mi trasero.

En cuanto al Sr. Cheon Tae-rim de hoy, podría estar orgulloso de conocerlo mejor que él mismo. ¿Cuál era el conflicto que está implantado en esos ojos? Incluso esa compleja pregunta, tan evidente, como si estuviera mirando mi palma. Estaba en duda sobre si podría recibir todo lo suyo en mi estrecho agujero, que nunca antes había sido tocado.

De una manera nerviosa, estiré las manos detrás de mí. Inmediatamente levanté la espalda y mostré mi trasero expuesto.

"Ah, puedo hacerlo..." Dije suplicante.

"Yo... puedo hacerlo. Yo, ya lo he hecho antes".

Esas palabras; en el fondo, la mitad era verdad y la mitad era una mentira. Hablando con la mentalidad de treinta y dos, era cierto, pero hablando con el cuerpo de veintiséis, era una mentira.

La mirada del Sr. Tae-rim, clavada en mi cuerpo, se sintió como una flecha. Lamiendo repetidamente mis labios resecos, caí sobre mi rostro, con mi pecho desnudo pegado a la sabana. Si estaba herido o no, al Sr. Tae-rim no le interesaba. Finalmente, pude calmar al Sr. Tae-rim; y así evitaría recibir una inyección de inhibidor por ese día.

Pronto, la mano del Sr. Tae-rim agarró mi cintura. Estaba desconcertado por el toque aparentemente abrumador que me impidió huir.

Y lo lamenté.

"¡Ah, aah!"

Eso me penetraba por detrás, torpe y bruscamente. Los músculos me ardían y el calor se me subió hasta la cien. Toqué la sabana con ambas manos, apresuradamente, choque con el pecho del Sr. Tae-rim y con todas mis fuerzas y lo empuje para tratar de apartarlo.

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