Capítulo 10

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Aquel Kang Hae-ah, de treinta y dos años… Lo hizo.

Al menos una vez quería poder decirle te amo en voz alta. Te amo, y gritar que por favor estés conmigo. Pero no me lo merecía. Era más rápido para mi corazón arder mientras oscurecía, que mirarlo a los ojos y confesar mi amor. Mi mente se convirtió en cenizas y  todo mi cuerpo cayó en la más completa oscuridad.

Pero ahora era diferente. El Kang Hae-ah de hoy, que ha regresado a sus veintiséis  espléndidos años, era una persona completamente distinta.

Con ambos brazos rodeé los gruesos muslos de Cheon Tae-rim. Aferrándome a él como  una cigarra al verano grité.

“Sólo yo lo sé todo”

Tae-rim arrastró mis rodillas al suelo, caminando silenciosamente hacia la puerta.

“…sé todo lo que sucederá, cosas que aún no han ni siquiera sido planeadas”   Mientras me miraba, el rostro del señor Tae-rim reflejaba una tristeza sombría. Quiero recordar al Cheon Tae-rim de treinta y cuatro años, pero su rostro era difícil de  descifrar. Colgado aún de su cintura, me puse de pie.

“Te protegeré.

Me aseguraré de que no tengas que llevar la presión de tu padre contigo. Puede ser diferente ahora”

Comencé a limpiarme las mejillas y la frente con ambas manos. El hollín negro del suelo  se transfirió de mis manos.

“Si hago eso, al señor Tae-rim, ¿le agradaré ahora?”

Sostuve la mejilla de Tae-rim con ambas manos. Le acaricié la oreja y bajó la cabeza.

“¿Te gustaría aunque sea un poco?”

El Cheon Tae-rim de veintiocho años mirándome, se ríe.

El interior de la manta estaba húmedo de sudor frío. Sospechaba de tener incontinencia mientras dormía. El sudor dentro de la manta húmeda y el calor de mi frente ardiente hacía que me pesara el cuerpo. Mientras tanto, y sin embargo, mi mente estaba clara.

De repente, en mi conciencia hubo un destello y mis ojos parecieron centellear.  Cuando desperté lentamente de la cama, vi un vaso de agua y pastillas en la mesa  auxiliar. Parece que lo trajo Ok-hye. Después de tomar un antipirético y dos inhibidores, comencé a buscar el teléfono celular y vi que ya eran las 5.00 de la tarde.

No era suficiente haber tenido aquella pesadilla, pero lo que si era cierto es mi manifestación como omega era muy contradictoria.

Observé que los registros de llamadas perdidas y los mensajes se acumulaban bastante.

Entre ellos, estaban los de “Tae-rim Cheon”, así que primero revisé los tres mensajes  que envió ayer.

(Perdón por sorprenderte.  No consideré la condición de Hae-ah.) 10:20 pm  ¿De qué diablos se siente culpable este hombre? Era un mensaje que necesitaba de  toda mi capacidad de interpretación.

“Pobre de mí…”

Debió haber malinterpretado algo cuando me vió huir anoche. Al observar la  personalidad y la confianza en sí mismo de Tae-rim, pareciera el ver como se sentía  presionado el omega recesivo Kang Hae-ah lo había confundido. Ciertamente, yo estaba borracho con su aroma de alfa e incluso me apetecía en este momento, en ningún  momento lo odié…

Analizándolo, hay pocos omegas alrededor del señor Tae-rim. La mayoría de sus  subordinados e incluso los nuevos empleados eran alfa, pero la madre de Tae-rim y Si  Eun-cheol eran omegas dominantes. Los omega dominantes son; de hecho, personas  que no coinciden con los estereotipos que aparecen siempre en el porno o en los  doramas, el tan famoso “omega cliché”. No había ningún omega recesivo acercándose a ese alfa dominante.

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