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Capítulo 97

Con los ojos bien abiertos agarró mi hombro, simplemente parecía que ese hombre había olvidado cómo parpadear. 

“¡Despierta, Cheon Tae-rim!” Gritó Si Eun-cheol. 

“…Recuerda lentamente. Piensa cuidadosamente”. 

Si Eun-cheol, que está acostumbrado a calmarme y tranquilizarme, tenía un guión ya aprendido. Desde la secundaria, ha habido líneas que recitaba cada vez que me volvía loco, y había reglas en el orden de las preguntas.

“¿Sabes quién soy? ¿Cuál es la fecha de hoy? Dime dónde estás. ¿Recuerdas lo que  estabas haciendo hace un momento? 

Además de la voz familiar, el toque del hombre tocando mi mejilla era habitual.

Bajé la  mano de Si Eun-cheol. 

“Kang Hae-ah… ¿Dónde está Hae -ah?” 

Luego suspiró. 

Como si estuviera preocupado, se mordió los labios, bajó la cabeza y sacó la mano como si se la estuviera sacudiendo. 

En la mano de Si Eun-cheol frotándose la frente, un pañuelo rosado húmedo se arrugó. 

“En la sala de exposiciones… el secretario de Kang o quien sea, lo llevó de regreso de  todos modos…” 

Se rascó la piel con las yemas de los dedos y arrugó la frente como si estuviera  preocupado por algo. Varias emociones surgieron y desaparecieron en un rostro  familiar. 

Pronto Eun-cheol se paró frente a mí. 

“…No vas a armar un escándalo, ¿verdad?” 

Asentí con la cabeza y pasé junto a él. 

En el momento en que me detuve en la entrada de la galería, me cautivó una sensación muy extraña. Estaba confundido de que todo el alboroto pasado fuera un sueño. Fue por Kang Hae-ah estaba sonriendo bajo luces brillantes. 

Incluso a mí me engañó lo buenas que eran sus habilidades de actuación. No podía  creerlo cuando lo vi parado en su lugar y sonriendo descuidadamente.

Después de llorar, suplicar, y gritar de dolor; sin sudar una gota, con la cara seria…  Sonreía. La sonrisa era angelical y la espalda estirada estaba eufórica, y el flujo de todo el cuerpo era simplemente elegante. 

Eso me hizo sentir miserable. Sentí como si me hubiera golpeado la cabeza con algo  parecido a una gran piedra. Sentí que mi cabeza explotaba por la conmoción. Kang Haeah, que estaba justo frente a mí ahora, era exactamente cómo se veía. Kang Hae-ah, que pensé que era hermoso y lindo, quería tenerlo y que sería divertido vivir juntos para  siempre. Lo que me gustó en ese momento fue solamente su caparazón… 

La mano izquierda de Kang Hae-ah permaneció en su abdomen cuando sonrió al lado de un legislador, al que veía a menudo como un amigo de su padre. Sólo la mano que estaba blanca y tocaba la parte superior del abdomen eran signos evidentes del fuerte dolor que sentía. 

Era visible a simple vista que el dolor o la tristeza se extendían lentamente en él. La  sonrisa en su rostro comenzó a romperse y su postura se encogió extrañamente. Miró  inexpresivamente a la pared durante un rato y sonrió con una sonrisa habitual, y pronto se quedó sin expresión. 

Pero Kang Hae-ah no lloró. Más bien era yo quien estaba a punto de llorar. 

Me lamenté mientras giraba la cabeza siguiendo su mirada. Pude ver a Lim Gun junto al  presidente Kang Joon-il. Dejó de hablar y lo vi acercarse a Hae-ah.