Capítulo 38

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El peso del Sr. Cheon Tae-rim se derramó sobre mi cuerpo. Apreté los dientes debajo de él. Chispas de fuego aparecieron en mi cabeza.

“¡Ah Uhmmg, Uhgg, Uhmm!”

Una contextura ósea estaba en la parte posterior del cuello. Mientras balanceaba mis  brazos, imprudentemente le dí una palmada y empujé el hombro del Sr. Tae-rim. Mi cuerpo se retorció bajo su peso, y de alguna manera se resistió a dejar de moverse.

“¡Ah, por favor, por favor, ah, no lo haga, ahhh, no lo haga!”

Parecía tan obsceno. Ni siquiera tenía una erección pero sentía que salían disparados  fluidos de mi pene flácido. De repente me asusté. Era mejor morir que verme obsceno  por estar desnudo debajo de Tae-rim.

“¡Por favor, aah, por favor…! No lo haga, no lo haga…”

Con ambos brazos me forcejeo, presionando hacia abajo, y empujó su pene por detrás.

“Oh, ohh…”

Un gemido de satisfacción llegó al lóbulo de la oreja, y sintiendo su empuje hizo que  levantara mi cintura. Mi corazón se hundió. Lágrimas y saliva fluyeron hasta desbordar.

“Ah, no p, no puedo…”

Con el rostro lloroso, algo parecido a ese líquido obsceno comenzó a salir.

“Ah, ughh… Uhhmm, no qu, no quiero, por favor, ughh…”

A mis labios entreabiertos salpicó ese líquido mientras suplicaba. Debido a eso me dieron náuseas. Tosía estruendosamente, así que mi espalda se elevó y mi vientre se volvió más pesado. El cuerpo del Sr. Tae-rim, que jadeaba como el de una bestia, me aplastaba. Mis rodillas casi tocaban mi pecho.

“Hmm, hgmm…”

Luchando con las manos en el aire, mi cuerpo temblaba constantemente. Ese líquido seguía esparciéndose, que no podía soportarlo. Mientras que el Sr. Tae-rim empujaba, aquel líquido obsceno se esparció y salpicó por todas partes en mis mejillas y frente.

“Uhgmm…”

Ahora sé que no era orina. Pero la vergüenza no se fue. Con mi líquido obsceno encima mío, comencé a llorar. Golpeé al Sr. Tae-rim en el pecho con las manos, lo empujé y lloré amargamente.

“No mires por favor… Hgmm, no q, no quiero, Ughhmm, no quiero, no así…”

Por las lágrimas no podía verlo bien. Tenía la espalda baja entumecida y los dedos de los  pies tensos. Mis órganos  parecía ser aplastados y se retorcía por sí mismos.

“Ughm…, ughm, hmmg, uhgmm…”

Estaba atrapado, en los brazos del Sr. Tae-rim, que me abraza. Desprendio el aroma de su cuerpo. Mi nariz estaba adolorida, mi respiración se sintió sofocante, lo que me hizo abrir la boca y flexionar el cuello.

Gemidos de satisfacción resonaron en mis oídos uno tras otro. Solo entonces supe que el Sr. Tae-rim había eyaculado dentro de mí. Todo mi cuerpo parecía reaccionar a todos mis sentidos ante la sensación de aceptar plenamente al Alfa.

Una palpitante sensación sexual me recorrió.

Una voz húmeda,  “Hae…”

El Sr. Tae-rim me atrapo. Mi nombre se mezcló con el ardiente sonido de su  respiración. Con un gemido traté de contener mis lágrimas. Quería matar mi voz y solo escuchar su voz claramente.

Al Sr. Cheon Tae-rim le gustaba mi cuerpo. Él estaba sexualmente excitado y liberó su  deseo conmigo. El Sr. Cheon Tae-rim me…

“Uhmf, Uhgmm…”

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