Capítulo 31

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“¡Oh, oh, espere, espéreme!”

Grité y bajé por las escaleras. Me temblaban las rodillas mientras bajaba uno y dos escalones. Como aun estaba medio dormido, la barandilla parecía más inclinada de lo habitual y el primer piso se veía más bajo. Aun así, con la alfombra se percibía menos aterrador.

El Sr. Tae-rim me miró en silencio mientras lo perseguía como si fuera un monstruo.  Dejó de caminar justo frente a la puerta principal.

Su mano se elevó en el aire hacia mí y luego la bajó.

Como me había quedado dormido, se iba ir a trabajar sin ni siquiera poder despedirme,  bueno, eso era posible. No hubo un solo día en los seis años de matrimonio en que la  palabra ‘ya volveré’ fuese dicha.

Sin embargo, “Sr. Tae-rim, ¿se va a ir así?”

Era absolutamente inaceptable que mi esposo usara una corbata tan anticuada. ¡La fea  corbata en el cuello del Sr. Cheon Tae-rim merecía inmediatamente la pena de muerte!

Iba a cortarla con unas tijeras para que nunca lo volviera a hacer.

Por supuesto, excepto la corbata azul que había heredado del jefe fiscal, Y además de la bonita corbata con un pequeño pingüino que mi suegra le regaló, la que tenía un patrón de espiral. Todo lo demás lo decidí de inmediato.

“Va a tomar el transporte público,¿verdad?”

Cuando le pregunté, sus ojos me miraron. Sentí como si mi frente fuera perforada por la forma inexpresiva en la que me miraba. Tal vez es porque no me había lavado la cara y  me veía horrible… Me pasé las manos por la cara.

“Porque hoy es martes…”

La última palabra sonó arrastrándose.  Cada martes era el día en el que todos los empleados de AOM, la empresa del Sr. Taerim, usaban el transporte público. De manera no obligatoria, el ‘Martes: Día del  transporte público’ había sido implantado desde el principio en la fundación de la empresa para proteger el medio ambiente… Recordaba haber oído hablar del tema  hace tiempo.

Cuando el Sr. Cheon Tae-rim me habló acerca de ello, parecía no darse cuenta de que simplemente por ser director ejecutivo y gerente, ejercía presión sobre los  subordinados. Ellos incluso se confundieron por querer el puntaje del ‘Mejor empleado  del mes’.

‘He estado pensando en dejarlo este año, pero todos están trabajando tan duro que no puedo evitarlo’.

Eso es lo que hacía tan atractivo al Sr. Cheon Tae-rim que yo conocía.

Al recordar la conversación de aquel día, mi corazón siente cosquillas. Fueron buenos  recuerdos, que no pude evitar sonreír pensando en ello.

“…¿Cómo sabes eso, Hae-ah?”  Hasta que recordé que nunca había tenido una conversación sobre ello con el Sr. Taerim de la actualidad.

“Uh… bueno, no, solo…”

“¿‘Solo’?”

“No, miré por la ventana hace rato y pensé que tal vez era por eso que el chofer no  estaba aquí. Creo que lo vi en la página de AOM antes… de todos modos”.  Puse mi mano en la cintura, mientras hablaba mas y mas mi excusa sonaba más sospechosa. Así que hable alto y claro.

“El alfa dominante Cheon Tae-rim, quien se casó con el hijo menor del Grupo  Hanseong”

“…Iba a decirle que… la gente lo reconocerá…”

El rostro del Sr. Tae-rim estaba más rígido de lo usual. Mis hombros también se  encogieron. Un extraño escalofrío me recorrió la nuca.

“… uh, Sr. Tae-rim. Sí, lo que quiero decirle… si toma el transporte público, al menos  diez personas en el vagón reconocerán su rostro. No se si le tomen fotos, si sale asi”.

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