Prólogo

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Leyendas de Okari: El sacrificio de Shintai.

Durante las primeras eras de Ginroko, existió un templo en el que se guardaban las máscaras de los demonios que eran derrotados por los guerreros en los campos. Cuando un demonio era derrotado, este se convertía en una máscara de colores vívidos y cuernos grandes, las que luego eran colgadas en la pared como amenaza a nuevos demonios. Xishi era un aprendiz cuya tarea era cuidar el templo durante las noches más frías del invierno. Su hermano menor, Shintai, se encargaba de redactar cartas a los monjes y también se dedicaba a la poesía y a la literatura. El mayor nunca estuvo contento con el rumbo que estaba tomando su vida, incluso pensaba que su hermano lo superaba con facilidad. Muchas veces creía que no era apto para su puesto e incluso trató de quitarse la vida en más de una ocasión. Un día su hermano le preguntó "¿Por qué haces esto?". Y Xishi respondió "No tengo deseos de vivir". La envidia comenzó a consumirlo día tras día y su hermano estaba consciente de aquello.

Un día Xishi desafió a Shintai en un duelo. Quería comprobar de una vez por todas quien de los dos era más fuerte. En el encuentro, ambos debían utilizar una máscara como símbolo. Shintai utilizó la de una deidad y Xishi optó por ponerse una de las máscaras del templo. Ese día ocurrió algo inesperado. Shintai se dejó vencer por la ira de su hermano. Pero lo hizo porque se sacrificó en su lugar. Shintai sabía que, si los dos vivían, él iba a convertirse en el dueño del templo y por orden de la familia imperial no podía renunciar a ese cargo. Sabía también que, si eso pasaba, su hermano se sentiría aislado e inferior. La única forma de solucionarlo era cederle el puesto, y si no podía lograrlo mediante la ley, tenía una última opción.

Cuando Xishi derrotó a su hermano mayor, se sintió vacío. Se quitó la máscara y la dejó caer a un lado solo para ver el rostro de su hermano. Calado por el arrepentimiento y conmovido por el sacrificio que hizo Shintai, prometió que le haría honor a su nombre y que no descansaría hasta que cumpliera esa promesa. Pasaron los años y Xishi falleció, sin embargo, se decía que su espíritu volvía habitando diferentes objetos, como una de las máscaras de aquel templo. Con el paso de los años, ambas máscaras se convirtieron en un símbolo dentro de Ginroko y una vez al año se realizan festivales en conmemoración. Las calles se adornan con motivos clásicos y las personas usan máscaras parecidas a las de la leyenda, además se organizan eventos en los que se baila jidang, entre otros. 


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La puerta estaba cerrada, no había ningún rastro de que alguien hubiera entrado. La casa era pequeña y estaba muy apartada de la zona urbana más cercana. Ambos corrieron por detrás.

—¡Denzel, hombre, por aquí! —exclamó Miura.

Dentro estaba demasiado tranquilo, era como si la propiedad hubiese estado abandonada, pero sabía que no era así. Tenían que estar escondidos en alguna parte.

Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora