Epílogo

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El día había llegado: el Jidang de máscaras. El evento más importante de todo Ginroko.

Denzel caminaba a paso lento por la calle principal. Ya podía verse toda una multitud avanzar en vehículos hasta el teatro. Agradecía no estar en el autobús ni en el tren, que era insufrible a esa hora.

Tenía muy presente que ese era el día del jidang de máscaras. Pero había un problema: Hanae no lo había llamado y tampoco atendía sus llamadas o mensajes. Y Denzel no podía entrar si no era con él y obtener un boleto nuevo en ese momento iba a ser imposible, el mar de gente que se veía a las puertas del lugar lo hizo cuestionarse si en realidad era necesario asistir.

Sacudió su cabeza alejando cualquier pensamiento que lo motivara a huir. Lo hacía por June. Y por Kaeze.

—¡Denny-sou! —Mitsue llegó hasta él. Estaba frente a un puesto que vendía bolas de harina rellenas con pulpo.

—¿Te ha llamado Hanae?

—No, todavía no —contestó—. ¿Cómo vas a entrar?

Hanae tenía el boleto de Denzel, le había dicho que podía pasárselo con anticipación, pero había tenido mucho trabajo y prefirió que se lo entregara el mismo día del jidang.

—Ya pensaré en algo. Puedes entrar mientras.

—Pero...

—Descuida, ya nos veremos dentro.

El evento estaba pronto a comenzar y era mejor que Mitsue entrara antes de que la gente comenzara a bloquear el paso. Hanae todavía no daba señales de vida y no podían esperarlo mucho más.

—Está bien. ¡Oh! —Mitsue pareció recordar algo—. Pero toma esto ¿sí? Me quedaré más tranquilo si comes algo mientras.

Le dio la bandeja individual que el vendedor le acababa de entregar junto a unos palillos. No podía dejar de pensar en Denzel como un hermano menor al que debía cuidar.

—Gracias. —No podía negarse a recibir esa delicia.

Mitsue se alejó y le hizo un gesto de manos.

—¡Nos vemos!

Tenía que pensar en una manera de entrar que no fuera por la puerta. Se enorgullecía de haber completado misiones de infiltración en el pasado, eso le estaba ahorrando la molestia de tener que pasar una hora en boletería congelándose y tal vez quedándose sin entradas.

Se comió rápidamente lo que le entregó Mitsue, estaban algo calientes, pero le sirvió para mantener su cuerpo a una temperatura agradable.

La parte trasera del teatro tenía una puerta pequeña que llevaba a un depósito de cajas, seguramente ahí descargaban los vestuarios, artefactos y muebles que usaban dentro una vez que ya no servían o llegaban nuevos. Por esa calle no transitaba mucha gente y la que había no le prestaba atención. Esperó a que un muchacho que tenía pinta de ser novato en su puesto abandonara su posición para poder infiltrarse por aquella puerta. Jamás pensó en colarse en el teatro para asistir a un jidang de máscaras. Sonrió y soltó una pequeña risa que lo hizo olvidar que estaba intentando ser silencioso. El muchacho volteó al oírlo, pero Denzel ya se había ocultado tras una pila de cajas grandes.

Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora