Capítulo 37

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MIURA

Por poco se atragantó con el arroz cuando en la grabación vio que en el momento en el que él y Denzel salieron de la casa de Hanae luego de encontrar el cuadro, el sujeto que tenían amarrado en la camioneta fue encontrado por alguien más. Llevaba una máscara de demonio y este se infiltró en la casa. Tenía que ser el verdadero culpable ¡estaba justo enfrente de ellos!

No podía quedarse con la noticia así, tenía que decírselo a Denzel antes de que fuera demasiado tarde. Tenía claro que debía ser cuidadoso con esa información, si querían atrapar al culpable, tenían que hacerlo en silencio o podía escaparse de nuevo.

—Has sido astuto, pero hasta aquí llega tu juego —dijo Miura para sí mismo con una sonrisa llena de determinación.

Buscó su móvil por encima de todas las cosas que había sobre la mesa con poco éxito.

«No puede ser ¿por qué ahora?»

Denzel había olvidado regresarle su teléfono y necesitaba decirle lo que vio. Apretó su puño y lo golpeó contra la mesa. Se apresuró en buscar sus llaves y salió deprisa hasta encontrar un teléfono público.

En la acera del frente había una parada de autobús, y junto a esta una cabina de teléfono. Tenía dinero en efectivo, unas monedas para llamar. Estaba caminando por la acera para llegar hasta el semáforo y cruzar la calle, los vehículos pasaban junto a él de vez en cuando, no había demasiado tráfico.

De pronto, ya no se encontraba en la acera y pasó a estar en mitad de la calle. Todo sucedió en tan poco tiempo, que no pudo ni siquiera preguntarse cómo había pasado. El impacto de un vehículo le hizo caer unos metros más allá. Trató de incorporarse y alcanzó a ver como un montón de personas comenzaban a acercarse. Tampoco se había percatado que le sangraba la frente, el golpe había sido más duro de lo que sintió. La multitud murmuraba a medida que comenzaban a rodearlo. Pero había alguien ahí, una presencia distinta entre toda esa gente. Sabía que él cayó ahí gracias a alguien, y ese alguien lo miraba con prepotencia. Ese rostro...

«¡Maldición! ... ¡Maldición! ¡Maldición! ...»

Justo cuando pudo divisar de quién se trataba, su cuerpo ya no pudo resistir más y sus ojos se cerraron poco a poco. 

 

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Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora