Capítulo 12

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DENZEL


Miura ya los estaba esperando en una sala de la casa de policía. Su asistente había conseguido el permiso para acceder a las cámaras de seguridad de la mayoría de las ciudades y distritos, incluso las villas rurales de Ginroko. Eso les venía de maravilla.

Al ver a Kaeze solo hizo un pequeño gesto con la mano, al parecer todavía no se fiaba mucho de él.

—Conseguí las grabaciones de las cámaras de seguridad de la calle que te mencioné. Donde vi la mancha de pintura.

Eso había sido rápido.

—Tal vez sea Li'umina Jidang —dijo Kaeze con ilusión.

Agarró con fuerza su propio brazo.

Denzel lo observó de reojo.

—Sí. ¿Pudiste acceder a los videos?

—Estoy en eso.

Tuvieron que esperar un poco hasta encontrar la hora exacta en la que sucedió. El video en tonos verdes no mostraba nada interesante, solo el flujo corriente de personas por esa desolada calle de Chisana. A triple velocidad llegaron a ver cuándo la lluvia comenzó y la gente ya no transitaba por ahí. Según la hora de las cámaras, eran cerca de las once de la noche cuando un par de personas fueron visibles trasladando algo debajo de una manta blanca.

—¡Fíjate ahí! —señaló Miura.

La manta iba dejando un rastro negro. Era la pintura de la que hablaba Miura.

Eran dos sujetos, uno alto con un abrigo de color claro o blanco. Y la otra parecía una figura femenina, estaba de espaldas y no se le veía el rostro.

Era difícil distinguir los rasgos de las personas que aparecían en la pantalla, pero de todas formas Denzel le preguntó a Kaeze si reconocía los rostros de esos sujetos.

—Me temo que no.

La grabación no pudo mostrar hacia dónde se dirigieron los sujetos, ya que justamente la calle por la que pasaron no contaba con más cámaras.

—¿Qué hacían en Chisana? —preguntó Miura.

—Debo hablar con Hasui al respecto.

—¿Tienes alguna idea?

—Algo así. Pero debo esperar a que despierte, no puedo hacer mucho sin él.

Miró hacia un lado y notó como Kaeze estaba mordiendo su propio pulgar mirando hacia alguna parte que no tenía punto fijo. Movía su pie en un compás constante y murmuraba cosas para sí mismo. Denzel no era experto en el tema, pero sabía que estaba asustado.

—Me preocupa Hasui...Nunca había sucedido algo como esto...

—Por ahora ve a tu casa y no salgas —dijo Miura—. Si temes que alguien puede estar buscándote es mejor que no te expongas.

—¿Por qué debo hacer todo lo que dices?

Kaeze se veía dudoso. Y sabía que dejarlo solo iba a ser una mala idea, por mucho que le molestara. Todavía tenía que ir a casa de Hanae y se preguntaba si acaso era una buena idea llevarlo allí. Cuando se lo comunicó, Kaeze soltó un suspiro y Miura hizo una mueca de confusión.

—¿Estás seguro, Denzel-sa?

—Es lo único que se me ocurre.

Denzel estiró una mano para rascarse la nuca, mientras se apoyó en la pared, sus ojos nunca se alejaron de Kaeze. La forma en la que lo miraba era familiar, pero al mismo tiempo desconocida, y Miura frunció el ceño, con una mano apoyada en su barbilla.

Cuando Kaeze se giró para devolverle la mirada, los tintes rosados que se habían estado desvaneciendo lenta pero seguramente volvieron a cubrir sus mejillas con venganza, y el ceño fruncido de Miura se profundizó aún más.

Kaeze aclaró su garganta, su mirada se dirigió a Denzel por un breve momento antes de volver a centrar su atención en ellos.

—¿Partimos entonces? Compondré algo de poesía en el camino.


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Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora