Capítulo 38

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DENZEL


De todas las desgracias, esta era la peor. Se sentía un poco culpable de haberse quedado con el móvil de Miura, pero sabía que, esa no era la razón por la cual se encontraba en el hospital.

Se enteró de que su asistente había sido arrollado en la mañana, sabía que él no era descuidado como para cruzar con la luz en rojo, así que no podía evitar pensar que era extraño, sin embargo, algo lo tomó por sorpresa.

Quien había arrollado a Miura, había sido Hanae.

Según él, iba a una velocidad normal cuando de pronto su auto arrolló a alguien que apareció en mitad de la calle de un momento a otro. Hanae no se veía preocupado, más bien estaba confundido. Acompañó a Miura hasta el hospital y por eso se encontraba ahí y fue él quien le avisó.

Un médico se acercó con una libreta en la mano, usaba gafas y sus manos eran casi esqueléticas.

—El joven está en estado inconsciente. No despertará hasta que su cuerpo se recupere por completo del impacto.

Denzel lucía cansado, pero no decía nada de lo que pensaba. Estaba con June y Hanae en la salida del hospital, ambos no dejaban de hablar.

—¡Debe ser broma! —June parecía sorprendido—. Hanae ¿hasta dónde llegará tu descuido? Recuerda lo que hablamos... 

 —¡De verdad no sé cómo sucedió, lo siento tanto!

—¿Te das cuenta de que todo ocurre por tu culpa? —June apretó el puente de su nariz con frustración—. Lo único que haces es darle más preocupación a Denzel. No puede ser, justo ahora que está por realizarse el Jidang de máscaras... 

Hanae asintió cabizbajo.

—¿De verdad es toda mi culpa? —Miraba a un punto fijo. Como si quisiera convencerse de su pregunta, estaba como perdido. 

 —No lo sé, piensa en lo que haces y lo que causas, Hanae-bun.

—June. —Denzel interrumpió la conversación.

—¿Sí?

—Sé que estas fechas son importantes para ti, no te alteres. Yo estoy bien.

—Descuida, June-bun. Miura-xi se recuperará, tan solo debemos esperar.

—¿Seguro que estás bien? —preguntó June.

No podía sacarse de la cabeza la idea de que alguien había silenciado a Miura. Hanae no podía ser el culpable, otra vez no. Había decidido creerle, pero esto...

Tenía que ser como lo pensó en un principio. Ephemeral tenía la intención de atormentar a Hanae. El kenxi que residía en ella debió haberse ofendido y no había dejado de perseguirlo.

—Sí —respondió—, por ahora, necesito pensar.

—De acuerdo —respondió June—. Hanae y yo iremos hasta mi casa. Si necesitas algo, llámanos ¿entendido? Tendré que quedarme cerca de Hanae-bun para que no cause estragos. —Bromeó.

—Está bien.

Sin Miura iba a ser todavía más lento avanzar y lo único que deseaba Denzel, era acabar pronto. Su cabeza ya no podría resistirlo más, llevaba meses sobre pensando las cosas e incluso olvidaba cumplir con hábitos básicos como comer.

«¿Será que Miura descubrió la identidad de Ephemeral y por eso causó un accidente?», pensaba. Era demasiado descabellado y poco probable, pero mientas más lo pensaba, más sentido cobraba.

Gracias a Miura, tenía acceso a los videos de todas las cámaras de seguridad de la prefectura de Ginroko, era muy conveniente. Buscó entre los archivos hasta dar con Genki Sur y la calle en la que estaba la casa de Hanae, pero no había ningún registro, todos los videos anteriores a ese día habían sido extrañamente borrados.

—No puede ser —dijo Kaeze—, así que Ephemeral va un paso por delante, ya sabía que estaríamos aquí.

—Eso parece.

Sin embargo, no iba a quedarse así. Si la policía no sabía que los registros habían sido borrados, significaba que quien lo hizo debió haberlo hecho hace poco tiempo. Aún podía recuperarlos, pero de otra manera.

Buscó las cámaras de la carretera cercana a Genki Sur, mucho antes de llegar a casa de Hanae. Ephemeral no borró ese registro, en el que se mostraba a alguien usando una máscara de demonio pasar en ese lugar. Retrocedió la grabación y fue alternando las cámaras hasta captar de dónde venía: Chisana.

Los videos cambiaron siguiendo al sujeto hasta que llegó a una calle que conocía. Era la calle en donde Miura había comprado la casa que arreglaba para su madre.

—¿Cómo?

—¿Conoces ese lugar? —preguntó Kaeze.

—Sí. Es la casa que compró Miura para su madre, todavía la estaba arreglando.

Kaeze se acercó a la pantalla con la imagen congelada de ese hombre saliendo de allí. 

 

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Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora