MIURA
Al fin llegaba, estuvo esperándolo un buen rato. Denzel entró a la oficina de policía con la cara más seria que antes.
—Al fin los tenemos —dijo Miura.
—Hay alguien más que debemos encontrar.
—¿Qué? ¿Cómo sabes?
—No tengo información suficiente, pero son tres. Los que detuvimos no eran más que los distractores.
Miura suspiró y se cruzó de brazos.
—Esto apesta, Denzel-sa.
—Lo sé.
—¿Y tienes algún sospechoso? Tenemos que movernos rápido, no hemos hecho absolutamente nada.
A veces comenzaba a impacientarse por cualquier cosa, necesitaba gastar su tiempo en algo productivo o su mente se volvería un desastre.
—Estoy pensando en ello ¿qué hay de ti?
—Tengo una idea.
❖❖❖
—¿Para qué vinimos aquí? —preguntó Denzel.
—Ya me estaba hartando, necesitamos un respiro de vez en cuando.
Se encontraban en un bar ubicado en el centro de Chisana. Era un sitio popular y animado. Por la cara de Denzel, sabía que iba a tener que convencerlo de quedarse, así que puso una mano sobre la mesa y pidió dos tragos.
Su compañero aguantó el aire por un segundo y luego lo expulsó con cansancio.
—Siempre quieres mandar ¿no?
Miura rio de buena gana antes de responder.
—Ya me conoces. Es por eso por lo que acepté tomar este caso contigo y no por órdenes de la agencia.
—Seguro nos lo dejaron porque no quieren involucrarse con algo grande como esto.
—No quieren líos y los entiendo. Y ¿sabes qué? Yo tampoco.
—¿Y qué harás?
—Emborracharme, mientras pueda.
—Está bien, nos vemos.
—Hombre, quédate un rato. Si no quieres acabar con el cerebro hecho pulpa mejor despégate del caso un momento.
—¿Eres tú quién me dice eso?
—Bah, de acuerdo. Solo tengo ganas de beber.
Denzel apenas se bebió medio pocillo, por su parte Miura se ventiló casi la botella entera sin darse cuenta y con el estómago vacío.
Pasaron así junto a la barra bebiendo sin detenerse casi dos horas, más que nada Miura. En un momento, Denzel fue al baño y Miura ya se comenzaba a sentir algo achispado, se arrepentía no haber comido algo o haber pedido un trago menos fuerte.
Tuvo una náusea y entonces reaccionó a expulsar eso que lo estaba molestando en la enorme maceta rectangular que había visto antes junto a él.
Mierda, esto iba a ser un problema. Agarró el jarrón que estaba a un lado y vació la tierra que tenía dentro. «Qué extraña tierra», pensó. Era grisácea y muy liviana. Pero al menos sirvió para ocultar su reciente accidente.
Denzel regresó del baño y con una expresión de duda, preguntó.
—¿Qué estabas haciendo?
—Ah. —Miura todavía sostenía el jarrón con sus manos—.Nada.
—¿Acabas de vomitar en esa maceta?
—No —dijo, pero ante la cara de Denzel tuvo que confesar—.Sí.
—¿Y qué haces con esa urna?
—¿Urna? —Miura miró mejor el adorno que sostenía.
Ya era demasiado tarde cuando se dio cuenta que lo que había vaciado encima de lo que era su reciente borrachera eran las cenizas de la urna.
—Denzel ¡Denzel! —Miura se llevó una mano a la cara—.¡Eso era...!
—Sí.
—Aaah ¿y a qué pedazo de imbécil se le ocurre poner esto aquí? ¡Cualquiera lo confundiría con polvo de incienso!
Resulta que la urna era un adorno puesto ahí a propósito como homenaje al anterior dueño. Había una fotografía y todo, pero Miura estaba demasiado borracho como para haberse dado cuenta.
Antes de marcharse y de que alguien los viera, Miura llenó la urna con la tierra que había en la entrada junto a otras plantas, deseando que nadie se diera cuenta.
Casi era medianoche cuando lo asaltó un sopor insufrible y se desplomó sobre el sofá. Al despertar sintió unas terribles punzadas de dolor en la cabeza que reconoció como el preludio de una resaca feroz. Tuvo la idea de ir en busca de Denzel para maldecir la hora en la que se le había ocurrido emborracharse, pero se dio cuenta de que estaba solo en su piso.
ESTÁS LEYENDO
Jidang de las máscaras [COMPLETA]
Misterio / SuspensoUna novela BL de misterio y fantasía. La pintura más icónica del templo Maji fue robada y su autor se ve en la obligación de contratar a un equipo que descubra dónde está. Es así como llega hasta Denzel Ming y su asistente. Denzel debe reunir las p...