Capítulo 35

16 3 0
                                    

Advertencias: Mild NSFW


DENZEL


Tras tanta charla llegó el momento en el que ambos se quedaron dormidos en el sofá de su apartamento. Al ver a Kaeze durmiendo sobre su hombro, se calmó, había tenido un sueño extraño, en el que veía una pintura que esparcía colores negros de su marco y estos comenzaban a ahogarlo. Él estaba en el templo, pero lo veía distinto, como si lo observara a través de un marco colgado en una de las paredes. Nunca se había puesto a buscarle el significado a sus sueños, ni tampoco creía que esta era una ocasión para hacerlo. Se llevó una mano al puente de la nariz e intentó concentrarse. En su sueño también oyó la música del jidang de máscaras. Detestaba el jidang porque para él, esa celebración estaba plagada de recuerdos. De su madre en el teatro cuando él era apenas un niño.

Agarró su collar y lo miró detenidamente por unos segundos.

La luz era tenue y las cortinas estaban cerradas. La poca luz se reflejaba en el collar y lo hacía verse de color bronce.

—Puedes contarme.

Denzel alzó la mirada, Kaeze estaba observándolo. Lo asustó. No se dio cuenta en qué momento se había incorporado a su lado. Suspiró y sin soltar el collar volvió a mirar el hanji que tenía escrito.

—¿Alguna vez has estado en Chisana Este?

—Creo que no.

—Allí hay un orfanato. Yo crecí ahí, junto a Mitsue. Ahora lo miraba con sorpresa.

—Vaya...no tenía idea...

—Antes de eso, me crie solo con mi madre, desde que tengo memoria vivíamos en Chisana. Era una mujer inteligente y trabajadora, siempre la admiré.

—Recuerdo que me contaste que ella te enseñó a jugar karuna.

—Sí. Mi madre amaba el arte y la historia de Okari. Pero el arte la destruyó.

Kaeze se echó un poco para atrás y luego apretó los labios e hizo un gesto de sorpresa.

—Era soltera, nunca volvió a casarse. Estábamos en Ginroko frente al teatro cuando un hombre se acercó a ella y le preguntó si podía retratarla.

Y Denzel odiaba ese retrato.

—Debe haber sido una mujer muy hermosa —dijo Kaeze.

—Lo era. Pero ese retrato hizo que se volviera vanidosa y superficial, llegando a ser absurdo. Incluso había comenzado a verse a sí misma como una obra de arte.

Cada vez que Denzel miraba el cuadro, sentía ira porque pensaba que esa pintura le había robado a su madre.

Kaeze parecía querer decir algo, pero esperó a que Denzel continuara hablando.

Le contó cuando un día la acompañó a elevar una plegaria a Izumo, en la cual ella pidió ser siempre bella como en el cuadro, ya que su fama les estaba dando mucho dinero por ser la auténtica persona que estaba reflejada en los colores de esa pintura. Denzel en ese entonces solo tenía seis años. Meses después su madre se enteró que la pintura fue vendida y por lo tanto ya no podría verla más, ella pidió que la retrataran de nuevo, pero notó que en la pintura ya no se veía jovial y lozana como en la primera a causa de su adicción al alcohol, que en poco tiempo terminó destruyéndola.

—Enloqueció, no era mi madre. Incluso destruyó el retrato nuevo, rasgándolo con un cuchillo. Al poco rato murió.

—¿Qué?

Jidang de las máscaras [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora